Fuerza que emana del espíritu

Por Ivis Negrón Pérez

ivis.negron@gfrmedia.com

Hilda puede porque realmente quiere. Quiere vivir todos los días y lo demuestra su ánimo, que es la principal arma que utiliza para domar la esclerosis lateral amiotrófica (ALS, por sus siglas en inglés), conocida popularmente como la enfermedad de Lou Gehrig, que le fue diagnosticada hace ya seis años. Por eso va al agua casi todos los días. El ejercicio acuático, ya sea el taichí o las terapias, es uno de los aliados que descubrió para reducir los efectos de esta agresiva enfermedad degenerativa neuromuscular, que ha provocado que pierda su tono muscular y que la obliga a moverse en silla de ruedas.

Para una entrenadora física de 35 años que dirigía servicios a pacientes con distrofia muscular, un diagnóstico como este pudo haberla paralizado, literalmente, porque sabía muy bien lo que le venía encima: atrofia muscular, debilidad, fatiga crónica, problemas respiratorios severos.

"La noticia resulta tan abrumadora para las personas que lo que hacen es que se acuestan (en una cama)", contó. Pero ella no. Ni siquiera el ahogo que ha sentido tantas veces cuando su sistema respiratorio está comprometido la deja postrada. Hace cinco años que Hilda tiene una traqueotomía, un tubo que conecta a los pulmones para facilitarle respirar. También ajustó su guagua para poder guiar con las manos y así no limitar aún más su movilidad. Es toda una estratega de calidad de vida.

"Yo tuve que aprender que tú puedes seguir haciendo las cosas, lo que cambia es cómo las haces", sostuvo.

Entre sus terapias y citas médicas con los nueve especialistas que la atienden, parecería que Hilda tiene la agenda llena. Sin embargo, hay...

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