Los genes Hox y el embrión

Por Wilson González Espada

Especial para El Nuevo Día

Las patas, alas, brazos o piernas están perfectamente localizados a ambos lados del cuerpo. El sistema digestivo comienza en la boca y termina en el lado opuesto. El hecho de que este patrón se repite en diversas especies indica que un grupo de instrucciones genéticas similares son las responsables de que el cuerpo de diversas especies este organizado de forma parecida.

Los científicos ya sabían que la estructura del organismo se desarrolla en el embrión. En el caso de los seres humanos, en sólo 48 horas una masa amorfa de células se transforma en un embrión segmentado donde claramente pueden observarse dónde van a ir la cabeza, la columna vertebral y las extremidades. De ahí en adelante lo que queda son los detalles, que el embrión crezca y que gane peso. El misterio de cómo las instrucciones genéticas del organismo se siguen casi a la perfección en este proceso fueron descubiertas recientemente.

Usando el ratón como modelo de estudio, científicos de la Escuela Politécnica Federal de Lausanne y de la Universidad de Ginebra en Suiza descubrieron que el embrión se desarrolla una capa o segmento a la vez comenzando desde la cabeza. Por ejemplo, los seres humanos surgen de unos treinta segmentos, más o menos el número de vértebras que tenemos.

En un período de dos días, cada 90 minutos se desarrolla un nuevo segmento, primero la cabeza, luego las vértebras cervicales, las torácicas, las lumbares y la espalda baja, en ese orden. Los segmentos de ADN que regulan el proceso se llaman genes Hox. El cuerpo humano tiene 39 genes Hox divididos en cuatro grupos. Los genes Hox están alineados en un orden específico e inmutable, así que hay una correlación perfecta entre el orden de la activación de cada uno de esos genes y el orden de crecimiento de los segmentos vertebrales.

Los genes Hox son como el manual de instrucciones para el desarrollo adecuado de un organismo. Una analogía de cómo trabajan los genes Hox es la de un músico que tiene que leer una partitura musical y tocar cada nota en un orden específico. Salirse del orden transforma una pieza musical exquisita en un reguero de sonidos poco...

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