Un gladiador con grandes sueños

Por Aurora Rivera Arguinzoni

arivera@elnuevodia.com

Teniendo en cuenta que Armando Maya Rosario, de 16 años, ha superado tantas pruebas físicas y mentales en su corta vida, no es difícil anticipar que logrará su sueño a pesar de ser ciego legal desde los 9 años.

"Quiero ir a la Escuela Hotelera, después especializarme en pasta y comida internacional, y después abrir mi propio negocio", reveló durante una entrevista junto a sus padres en su hogar.

Armando nació el 10 de junio de 1997 a las 26 semanas de gestación -el término natural es de 40 a 42 semanas- y en lugar de llorar se quejaba. Su madre se lo cuestionó al médico y él le dijo que no se preocupara. Pero en el área de cunas se puso morado y, de no haber sido por la rápida reacción de otra madre que alertó a las enfermeras, hubiese muerto.

"Había tragado líquido amniótico y se le había ido a un pulmón que no había desarrollado. Estuvo 18 días en NICU (Unidad de Cuidado Intensivo Neonatal) batallando entre la vida y la muerte. Creía que no se salvaba. Le tuvieron que poner tubo de pecho, resucitación cardiopulmonar y, debido al oxígeno que le pusieron, se le afectó la visión", relató su madre, Vimary Rosario Rodríguez.

A los 4 años fue operado para corregir su estrabismo. Un tiempo después enfermó por el virus coxsackie B, que infectó todos sus órganos vitales menos el corazón.

"Armandito tuvo su segundo desahucio. El primero fue cuando nació. Ni el mismo doctor sabía lo que tenía. A las dos semanas de darlo de alta nos cita a la oficina y nos dice que ya él había tenido un caso, y que el nene se había muerto", recordó Rosario Rodríguez.

Pero ni el virus con nombre exótico pudo detener al niño caborrojeño amante del bádminton, que siguió creciendo y sacando buenas notas.

"He sacado A y B. Desde chiquito siempre me ha gustado la historia, también el español. Y me encanta el taller de artes culinarias, que es en el que estoy", afirmó son sencillez.

La historia académica de Armando también ha sido una carrera de obstáculos, particularmente desde que quedó ciego del ojo derecho.

"Cuando estaba en quinto o sexto, que me quedé ciego, muchos se burlaban de mi y esa situación me causó depresión. Ahora mis compañeros me respetan", reconoció el adolescente que, a pesar de sus limitaciones, aprendió a correr bicicleta y hasta patineta. "¡Con supervisión!", enfatizó su madre. Pero su deporte favorito ahora es el badminton.

La ceguera le provoca a Armandito dificultades de movilidad, de balance e...

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