Gotas

Yara Liceaga

Para colmo, este verano vino envuelto en grises de todo tipo: el caluroso, el de ventarrón, el de frío, el de humedad. No recuerdo en los treintaitantos años de vida un verano como éste, hijo del agua. De mi niñez y adolescencia recuerdo muy pocos grises, menos en esta época que siempre fue equivalente a playas y piscinas y bronceados exuberantes.

Ya hemos discutido esto antes, pero nada se ha hecho al respecto. El sistema de acueductos del área metropolitana, por circunscribirnos sólo a un espacio particular delimitado, tiene, al menos, cuatro décadas. Cinco. Seis. Con una frecuencia de mantenimiento limitada y con una renovación o actualización de infraestructura que es prácticamente inexistente. Cualquier sistema que se expusiera al salitre nuestro de cada día sufriría inevitablemente el deterioro propio de esta característica isleña.

Estas cosas tienen poca importancia hasta que se tiene que cruzar la calle, la carretera o la avenida y sencillamente no hay "break" sin que el carro se inunde; hasta que una de las cuatro gomas...

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