Se gradúa de la universidad a los 74

Graduarse de chef a los 74 años ha sido un gran logro para María Luisa Ríos Ayala, pero ese es solo otro escalón alcanzado en la larga ruta que ha recorrido para superar el maltrato que sufrió en su hogar.El origen de su nombre es uno de sus primeros recuerdos del comportamiento de su padre."Cuando mi papá me fue a registrar, parece que estaba en palos y se le olvidó que me llamaba Miriam y la persona del Registro (Demográfico) le dijo que me pusiera María Luisa. Pero todos me llamaban Miriam. Cuando fui a primer grado (a los 7 años), me enteré que me llamaba María Luisa", cuenta la mujer en medio de risas y advirtiendo que fueron muchas las cosas que hizo su padre."Llegué hasta cuarto año en 1964. Como me desarrollé en un ambiente donde había maltrato, violencia y necesidad, iba a la escuela porque era el único sitio que había para poder compartir con otras personas que no fuera mi ámbito familiar. Ahora hay ayudas y, si ven a uno con un moretón (en la escuela) lo atienden, pero antes mi papá nos daba una paliza (y no pasaba nada), no había ese amor y ese cariño", lamenta Miriam, natural de Cayey y criada en la barriada Israel en San Juan."Yo pensaba en el futuro, que eso no iba a durar toda la vida. Tenía la meta de terminar y me gradué de cuarto año raspa cum laude. Con cuatro puntos. Uno en cada clase", bromea la chef recién graduada y recuerda que "yo creía que era bruta".Aún después de adulta, llegaba a su trabajo con las marcas los correazos que recibía de su padre. Incluso, en su trabajo llegaron a hacer una fiesta de Navidad en las mismas instalaciones de la fábrica para que ella pudiese asistir diciendo que estaba trabajando horas extra porque su papá no la dejaba salir. Estuvo en la casa de sus padres hasta que se casó a los 27 años."Puedo escribir un libro de tantas necesidades y tanto sufrimiento que pasé. Pero yo rompí las cadenas, yo no seguí con el ciclo de violencia", revela Miriam, y añade que, eventualmente, su progenitor se dio cuenta de lo que había hecho y ella lo perdonó.Amor por los estudiosMientras trabajaba en ese primer empleo, retomó su interés por los estudios y la empresa le pagó dos años en el programa nocturno de Técnica de Oficina en el Instituto Comercial de Puerto Rico. Pero se casó y pospuso sus estudios hasta que sus tres hijos empezaron la escuela. Ya trabajaba con su esposo en la ferretería de su propiedad, cuando terminó una certificación en contabilidad y secretarial.Desde entonces, no ha parado de...

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