El gran desafíodel lenguaje inclusivo

Nota del editor: Segunda parte de dos artículos relacionados al lenguaje inclusivo.Enfrentarse a un lenguaje nuevo siempre trae consigo una serie de retos. Si ese lenguaje es uno que no es aceptado por la Real Academia Española (RAE) y su uso plantea un posicionamiento sobre temas como la diversidad de sexualidades e identidades, el desafío es aún mayor.Eso es lo que sucede actualmente con el uso del lenguaje inclusivo, entiéndase ese que reconoce la diversidad de identidades existentes incluyendo a las personas no binarias. ¿Cómo se puede utilizar? ¿Cuándo utilizarlo? ¿Se puede emplear en los escritos escolares o académicos aun cuando la RAE no lo acepta? ¿Es el "todes", un término sombrilla? Estas son algunas de las preguntas que suelen surgir al hablar del tema.El reto que supone el uso del lenguaje inclusivo es lo que precisamente lo hace fascinante, según observa la profesora de literatura y escritora, Vanessa Vilches, quien dicta clases en el Programa de Mujer y Género de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras.Defensora del lenguaje no binario, la autora del libro de cuentos "Crímenes domésticos", afirma que estas nuevas formas lingüísticas son vitales para reflejar esas otras identidades invisibilizadas por la sociedad, como son las personas trans. Sin embargo, reconoce que incluso para ella en la práctica se le hace complejo emplear su uso."Cuando yo hablo puedo usar mucho más el lenguaje inclusivo que cuando yo escribo porque a la hora de escribir domina la ley, esa ley del padre (la institucional) que es tan dura que es inconsciente y se te hace difícil salirte de ella", advierte, quien ve en esa tensión la "incomodidad" que representa el utilizar el masculino como lenguaje neutro, como todavía propone la RAE.solo en un sectorVilches señala que otro reto es que todavía un grupo minoritario de la sociedad es el que utiliza estas nuevas formas de lenguaje inclusivo no binario, siendo principalmente miembros de la comunidad LBTTQ+ y ciertos sectores académicos. "Yo que estoy en la universidad me doy cuenta que son bien pocas personas las que lo usan constantemente en sus clases, en sus comunicaciones, y para mí lo fascinante es el reto que supone su uso porque no es natural, como el lenguaje tampoco lo es", afirma la autora, a quien le parece acertado que las personas no binarias tengan una opción donde verse reflejadas y que impongan el uso de estas formas como una especie de "lucha política"."A mí eso me gusta"...

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