El gran Tigre

Especial para De Viaje

Aquí culmina el Delta del Paraná, uno de los ríos más importantes de Sudamérica que arrastra tantos sedimentos al Río de la Plata que originan las islas del delta llenas de álamos, ceibos, mimbres, cañas y sauces para madera y muchos cítricos. La primavera es una explosión de color con madreselvas, hortensias, azaleas y orquídeas. Y la fauna es una de las más variadas a sólo una hora de la capital argentina con nutrias, carpinchos, aves y peces. La ocupación de estas tierras comenzó casi con la segunda fundación de Buenos Aires en 1580. Pronto se convirtió en un puerto de contrabando y recién a comienzos del siglo XX se popularizó como destino turístico con la llegada del tren eléctrico.

Caminar o navegar el Tigre es penetrar un mundo donde el verde de la frondosa vegetación contrasta con las marrones aguas de la telaraña acuática que es el Delta del Paraná. Muchas de sus islas albergan desde sencillas casas de fin de semana, escuelas para los locales hasta resorts y hoteles de jerarquía internacional o restaurantes de primer nivel. Y en ese entramado de ríos, canales y arroyos sobresalen coloridos muelles de madera y embarcaciones de todo tipo que van y vienen sin cesar como lujosos yates y veleros, lanchas colectivo y madereras y los delicados botes de remo barnizados, símbolo de Tigre, cuna del remo argentino.

A orillas del río Tigre está la estación fluvial de lanchas colectivas y catamaranes que llevan pasajeros por el delta. Frente a ésta se hallan los embarcaderos de Línea Delta y Cacciola que van a Uruguay. Las lanchas colectivas hechas con madera de caoba son una de las postales más típicas de Tigre y son el único medio de transporte público en el delta con un diseño de la década de 1940 aún vigente. Cada empresa tiene sus rutas de navegación y son muy usadas por visitantes que pasan el día en alguna isla o simplemente quieren vivir Tigre desde el agua. Frente a la estación está el Museo del Mate (popular infusión de Argentina, Uruguay y Paraguay), único en el mundo y que alberga más de 2,000 piezas con mates, bombillas, termos, libros, yerberas, publicidades y otros artículos. La visita a las cinco salas puede durar de 25 minutos a dos horas, si miras todo en detalle. Lo ideal es ir acompañado por un guía que cuenta toda la historia del mate y en el jardín se puede disfrutar de unos buenos amargos o una rica comida casera bajo. Y a pocas cuadras del museo, pero en la orilla opuesta, está el Parque de la...

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