Con grandes desafíos el inicio escolar

Las clases comenzaron ayer en la escuela Luis Muñoz Rivera II, en el barrio Amelia de Guaynabo, pero los salones permanecieron vacíos casi todo el día.

En cambio, la actividad se concentró en la cancha y otras áreas recreativas, donde los alumnos de ese plantel y otras escuelas vecinas compartían tras más de un mes de receso forzoso.

En el área de juegos, los estudiantes brincaban cuica, bailaban con “hula hoop”, jugaban voleibol y charlaban en las gradas. Poco antes, las aulas sirvieron de espacio de catarsis y reflexión sobre la experiencia -individual y colectiva- que ha representado el paso del huracán María por la isla.

La escuela Luis Muñoz Rivera II fue la institución anfitriona, aunque compartieron el espacio los estudiantes de la Luis Muñoz Rivera I, localizada justo al lado. Debido al daño que sufrió, los alumnos de esta escuela fueron reubicados en el primer plantel.

Además, participaron los alumnos de la escuela superior Rosalina Caraballo Martínez, cuyas puertas no han reabierto por no estar en condiciones, pero que igualmente pertenecen a la comunidad de Amelia.

“Es una actividad de bienvenida. Es una transición para que los estudiantes puedan tener unas actividades de esparcimiento. Cuando llegan, no son clases formales, sino que puedan tener actividades, que se les den orientaciones, talleres, reflexiones, una transición, ya mañana (hoy) empezamos de lleno con las clases”, explicó Ingrid Victoria Almánzar, quien labora como directora de las dos escuelas Luis Muñoz Rivera.

Restablecer efectivamente las labores académicas no solo depende de que la planta física esté apta para operar, también de que el estudiantado esté preparado para retomar la rutina de estudios, apuntó José Cintrón, trabajador social de la escuela Luis Muñoz Rivera II. “Tenemos que ir poco a poco trayendo los estudiantes a la escuela, pero de una forma ordenada, que puedan expresar sus temores, sus ansiedades, y así, ir facilitando si necesitan algún tipo de otro servicio, ir refiriéndolos”, advirtió el trabajador social.

Con una dinámica distinta, pero con igual preocupación por parte de la administración, regresaron ayer a las aulas alumnos de la Escuela Juan B. Miranda, en Guaynabo. Allí, los empleados docentes trataron de recuperar el ritmo habitual de clases, pero también sacaron espacio para que el estudiantado detallara su experiencia antes, durante y después de María.

“Estamos en el proceso de explorar cuál es su situación, entiéndase el vínculo...

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