Granjero en busca de aventuras

Por Juanma Fernández-París

Especial El Nuevo Día

Si el filme es evidencia de algo es de que se puede hacer despliegue de millones de dólares en efectos especiales y se puede tener una escala épica, pero sin un punto de vista creativo tangible todo lo demás resulta inconsecuente.

Así que para estar claros, esta aventura escapista de seguro deleitará a cinéfilos que quieran ir al cine a desconectar su cerebro, pero después de dos años de versiones modernas de fábulas y cuentos de hadas, nada de esta cinta resulta distintivo o particularmente memorable.

La gran sorpresa es que el director que "neutralizó" su proceso creativo para trabajar con las expectativas comerciales de este filme es Bryan Singer.

Desde The Usual Suspects hasta Superman Returns, pero sobre todo en X-Men y X-Men 2, el director siempre había logrado balancear su estilo particular con las convenciones del género que estuviera trabajando. En esta versión de la historia de Jack y las habichuelas mágicas no hay ni un rastro de la voz distintiva del director. Es como si la película entera hubiera sido dirigida en piloto automático.

Resulta difícil de precisar la razón por la que no hay rastro creativo de Singer en esta cinta, pero lo que es más curioso aún es que el aura genérica arropa todos los recursos principales de la producción, incluyendo la participación de Ewan McGregor y Stanley Tucci, dos actores que usualmente con solo parpadear encuentran la forma de ser entretenidos.

Todo parece indicar que la razón principal del sabor insípido del filme es el enfoque superficial y simple del guión que requirió el trabajo de tres escritores, entre ellos Christopher McQuarrie, que colaboro con Singer en The Usual Suspects y Valkyrie.

Aunque un...

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