El grito de Yabucoa

Nunca fue tan terrible el viento del huracán, cuando clavó sus garras en el lomo de la montaña. Cuando hirió las entrañas del manantial profundo Y arrancó de cuajo la Ceiba y el Guayacán.

Nunca vio el viejo guerrero tanta furia y destrucción, se le salió el corazón templado en mil guasábaras, al ver como arrasaba toda verdura y plantío. Casi pierde la cordura, se lanzó quebrada abajo.

Y con los brazos alzados le imploro al Dios bueno Al que habita en el Yunque.

El grito aterrador retumbó por guajonales oscuros. Reboto en las laderas y se escuchó en todo el mundo.

“¿Por qué? ¿Por qué? Yocahu, Yocahu,

¿Por qué matas a mi Boriken?

El cielo resplandeció: Las ráfagas destructoras se volvieron susurros, la lluvia tenue niebla y reinó el silencio. Una voz tenue cantaba dulcemente:

Te di todo para tu bienestar, frutas y plantas para que te alimentaras Y dominio sobre el resto de mi creación, pero tú quisiste acapararlo todo.

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