El Peñol de Guatapé

Colombia

Llegamos a la piedra con expectativas, literalmente, bastante altas. Todos miran hacia arriba como si algo viniera del cielo. Pero no, solo observan a los que suben a ver si ven a alguien conocido. Bueno, y también la altura de aquella macro-roca que por designios de la naturaleza surgió allí.

Una vez estás en la base, comienzan las dudas. ¿Seré capaz de subir todo eso? Y no es para menos. Parece como si alguien hubiese remendado una grieta en la piedra con unas puntadas gigantes. Esas puntadas resultan ser las escaleras de cemento que, paso a paso, te llevan a la cima. Si te ayuda, para decidirte, te contaré un secreto que descubrí cuando ya iba de bajada.

¿Ves ese edificio que está allá arriba? Ese lugar tiene mesas, neveras, sillas y venden cervezas, refrescos y frutas. Todo eso lo subió alguien cargándolo en sus espaldas. Los ladrillos de la construcción y el cemento también. Los chicos que trabajan allá arriba pueden subir unas 10 veces por día, cargados con cajas llenas de botellas y demás carga. Si ellos pueden, ¿por qué uno no?

Este enorme "monolito", de 220 metros de altura, es hoy lo que considero un digno monumento al ingenio paisa. Hay que subir 644 escalones.

La historia del lugar cuenta que El Peñón de Guatapé -como también se le conoce-, fue un elemento de adoración para los indígenas que en tiempos prehispánicos habitaron la región, y durante la época colonial se gestaron leyendas tan famosas como la del diablo que intentó llevársela varias veces.

Lo que para muchos fue un desperdicio de tierra...

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