De Guatemala a guatepeor

IBRAHIM PÉREZ

MÉDICO

Los principales programas nutricionales federales, encabezados por el de asistencia nutricional (PAN, 1964) han ayudado enormemente a minimizar el hambre y la desnutrición. Desafortunadamente, dichos programas no regulan uniformemente el valor nutritivo de los alimentos que financia, por lo que los niños pobres de hoy son siete veces más propensos a la obesidad que al bajo peso. Y es que las familias pobres tienden a comprar alimentos baratos que son altos en calorías, pero bajos en nivel nutritivo.

El PAN gasta $ 4,000 millones anuales en refrescos, lo cual exacerba el hambre y facilita el aumento de peso. Su impacto adverso podría ser masivo, pues sirve a 50 millones de personas (aproximadamente 650,000 en Puerto Rico), la mitad de ellos niños, con un gasto de $ 75,000 millones anuales.

Los quince programas nutricionales federales no han detenido el consumo de esos alimentos baratos y de poco valor nutritivo. Peor aún, los negocios de comida rápida que han proliferado en las pasadas tres décadas, los han promovido exitosamente, mientras simultáneamente, nuestra vida se ha tornado más sedentaria, todo lo cual acorta la ruta hacia la obesidad.

Existe un fuerte reclamo para que los...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR