La guerra interminable

Por Jorge L. Pérez

jperez@elnuevodia.com

Entonces agregaba, con fingida seriedad: "Han pasado 'tantos' días desde que la administración del presidente George W. Bush proclamara su 'misión cumplida' en Irak".

A lo que aludía Olbermann, quien sorpresivamente canceló su programa el pasado 21 de enero, era a la surrealista conferencia de prensa que Bush ofreció el 1 de mayo de 2003, mes y medio después de la invasión a Irak, a bordo del portaaviones USS Abraham Lincoln.

En la misma, el Presidente que nunca sirvió en el Ejército, compareció vestido de militar a la cubierta de la embarcación con un telón de fondo que precisamente leía "Mission Accomplished' y pronunció un breve discurso en el cual, en efecto, prácticamente daba por terminada -y por ganada- la llamada guerra de Irak.

Retrospectivamente, pareció ser un claro caso de 'wishful thinking': por ejemplo, de acuerdo con las cifras divulgadas por el Pentágono, hasta enero de este año habían muerto 4,436 militares norteamericanos en Irak.

De éstos, 4,297 habían perdido la vida después de aquella famosa conferencia... una cifra bastante alta después de acabada una guerra, ¿no?

Efectivamente, Bush, hijo, no tardaría mucho en darse cuenta de que su conflicto con Irak no seguiría el mismo libreto que el que coprotagonizara su padre, el presidente George H.W. Bush en 1991.

En realidad fueron dos situaciones muy diferentes, pese a que en ambas el gran enemigo fue el mismo: el dictador iraquí Saddam Hussein.

El conflicto de 1991 surgió luego de que Hussein invadiera a la vecina Kuwait el 2 de agosto de 1990, acto que de inmediato provocó la censura mundial y el repudio de la ONU.

Y cuando Estados Unidos comenzó su ataque a las fueras iraquíes dentro de Kuwait con sus masivos bombardeos del 17 de enero de 1991, lo hizo formando parte de una gran coalición de países, y con un objetivo claro: que las fuerzas invasoras se replegaran y regresaran a su país.

Trece años después, fue otro el cantar, tal vez debido a que se trató de una operación anclada sobre premisas muy dudosas, o que incluso resultaron ser falsas: que Saddam e Irak de cierta manera debían pagar por el ataque 9-11 del 2001, o, por lo menos, que Saddam estaba desarrollando en sus predios todo un arsenal de 'armas de destrucción masiva' y que era muy recomendable detenerlo antes de que él emprendiera un ataque terrorista contra Estados Unidos o sus aliados.

Los críticos más acérrimos de Bush, finalmente, afirmaron que la invasión de Irak...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR