La guerra perpetua del pantalón

Por Lilliana Ramos Collado

Bard nos explica que las historias del vestido no hablan del pantalón hasta el Renacimiento porque fue entonces que las clases opulentas lo asumieron como nueva prenda de vestir, copiándose de los pobres campesinos que vestían una versión antigua que les llegaba hasta la rodilla. La primera guerra del pantalón registra una temprana lucha de clases entre ricos y pobres, y entre lo nuevo y lo viejo.

Como nos recuerda Gilles Lipovetsky en El imperio de lo efímero, la moda, hija caprichosa del Renacimiento, utilizó el vestido más allá de la investidura, al convertirlo en signo de la individualidad del que lo vestía, evidencia de su ingenio y de su diferencia. Para los hombres renacentistas, el pantalón fue ostentación de riqueza, de ingenio, de juventud, de audacia y de una masculinidad erotizada encargada de revelar las maravillas de un cuerpo educado en el baile y en la esgrima, en la caza y en el amor. Así, la guerra que comenzó entre campesinos y terratenientes y entre jóvenes y viejos, desembocó casi de inmediato en una guerra entre los géneros.

El hombre podía llevar pantalones y la mujer no, pues se volvía masculina y dejaba de ser apetecible al ojo masculino, interesado en las sorpresas femeninas del traje y los misterios del velo. Así, el pantalón adquirió, simbólicamente, el aura del poder social y del poder doméstico. No podemos olvidar esos cuadros de Diego Velázquez en que el aristócrata luce un ágil y estrecho pantalón, mientras la dama viste una falda irreal que más parece un podio que una prenda de vestir. Para el hombre el pantalón es movimiento. Para la mujer, un "arresto vestimentario".

La tradición occidental designaba a la mujer como la perdedora en esta guerra por el pantalón. Así aconsejaba Ovidio a las mujeres en su famoso Arte de amar: "si eres bajita, espera a tu amante recostada en el triclinio y esconde tus piernas extendidas bajo una manta, para que parezcan más largas y hermosas". La pierna fea de la mujer debía ocultarse para "parecer" bella, mientras el pantalón...

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