De tú a tú con el gurú de la bancarrota

Por Marian Díaz

mdiaz1@elnuevodia.com

Que todos ellos han recurrido a la quiebra y al abogado ponceño Charles A. Cuprill para que los represente en la Corte Federal.

La pericia y experiencia legal en asuntos corporativos y financieros han convertido a Cuprill en uno de los abogados más reconocidos y respetados, en asuntos de bancarrota en todo el País.

El letrado conversó con Negocios en su despacho en la calle Fortaleza del Viejo San Juan, donde compartió vivencias sobre sus inicios en la profesión, los casos que han marcado su carrera, los detonantes de la quiebra y cómo percibe la situación económica de la Isla.

La conversación con Cuprill se da en momentos en que la economía local y la estadounidense continúan en serios aprietos. Peor aún, en los últimos cuatro años, Puerto Rico ha registrado un aumento constante en el número de quiebras.

El año pasado, el promedio de casos superó los 1,000 mensuales. Y en lo que va de 2011, cadenas como El Amal, Madison, Jeans World y Donato, así como Myrna's Sweets, el Swiss Chalet y Johnny Rockets, por mencionar algunos, se han acogido a la protección federal.

La representación legal de la mayoría de estos casos, arriba mencionados, recae sobre los hombros del destacado abogado ponceño.

En su oficina, decorada con buen gusto y donde abundan los libros y varias piezas de arte, Cuprill señala que nunca imaginó que los casos de bancarrota y reorganización financiera se convertirían en su pasión y en su especialidad.

Recordó que su primera experiencia con esta rama del Derecho fue mientras trabajaba en el bufete de su padre en la Ciudad Señorial, Cuprill, Cuprill y Cuprill, para principios de la década del 70. Allí ejercían también sus hermanos menores Héctor y Raymond.

Un norteamericano, de nombre Michael Hunter, y dueño de la mueblería Casa Cazador en su natal Ponce, le pidió ayuda, pues el negocio enfrentaba problemas económicos.

"Yo no había tenido ninguna experiencia en quiebras. Cuando se fue Hunter, por poco mato al viejo mío, porque yo no sabía ni pío de bancarrotas. Mi padre me dijo que para eso había libros y me recomendó los que debía leer", rememoró el entrevistado.

Aceptó el reto y llevó el caso de Hunter. Devoró los libros que le sugirió su progenitor, y le pidió ayuda a los Otero Suro, compañeros abogados de San Juan, quienes le enseñaron el procedimiento de radicación de casos.

"Radiqué mi primer caso bajo el capítulo 7, y me dije esto es interesante y se puede hacer. Tomé cursos aquí y...

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