Gustazos

Félix Jiménez

La economía deja cicatrices sobre (o bajo) algún nivel de la piel. Su lenguaje busca suspiros. Te hace más o menos con un simple cambio en su arcano código, en su tabla periódica de posibilidades. De la Aaa a la Baa3 y luego al precipicio que además de degradados, cobija desgraciados.

En su momento Robert Shiller me lo explicó todo con su bellísimo término, tomado de Alan Greenspan: "irrational exuberance". Los mercados mienten. Y claro, lo que seguía era intentar el opuesto de eso: "rational constraint".

Pero no es tan fácil como ir de un lado hacia otro, del exceso febril a la mesura pensada. En el camino hay calificaciones y clasificaciones, gestos de perdón y cantazos que duelen. El "mood" es de que acabe este año ya, y a otra cosa muchacho. Pero será lo mismo. Las letras lo dicen todo.

Los números también: los $ 38,000 millones en deuda de la Isla que en sus manos cargan, en papelitos oficiales, los bonistas, los acreedores de los...

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