Donde habitan los inmortales del ring

Por Jorge L. Pérez

jperez@elnuevodía.com

Mientras que el del béisbol se encuentra en Cooperstown, cuna mítica -y falsa- del deporte del béisbol, el Salón de la Fama del boxeo Internacional se encuentra en otro pequeño poblado, llamado Canastota.

Y allí, hoy, culminará un fin de semana de celebraciones con la tradicional ceremonia de exaltación, una que este año incluirá a dos verdaderas leyendas vivientes: Julio César Chávez, para muchos el mejor boxeador mexicano de todos los tiempos, y el ex campeón peso completo Mike Tyson, sin duda uno de los peleadores más polémicos y famosos de la historia.

Entre los exaltados, de hecho, se encuentra el árbitro de origen puertorriqueño, Joe Cortez, quien se convertirá así en el octavo boricua que tendrá su placa en la galería de los inmortales del salón, uniéndose a seis ex campeones mundiales -incluyendo a Wilfredo Gómez y Wilfredo Benítez- así como a uno, el cayeyano Pedro Montañez, que fue uno de los mejores peleadores de los años treinta y que muchos aseguran que fue un verdadero 'campeón sin corona'.

Pero, por lo regular, aunque este año, es probable que la presencia de Chávez -y principalmente la de Tyson- fomente un mayor interés de parte de los medios de prensa, la ceremonia de exaltación del Salón de Canastota, no logra generar ni una fracción del interés que produce la exaltación del béisbol, que este año está señalada para el 24 de julio y que para los puertorriqueños tendrá el ingrediente adicional de incluir entre los exaltados al intermedista Roberto Alomar.

En parte esto puede deberse a lo tarde en que comenzó la cosa: mientras que el Salón de la Fama del Béisbol data de 1936, el del boxeo en Canastota -hay otro Salón de la Fama del Boxeo en California que tiene menos reconocimiento- nació apenas en 1990, y, de cierta manera, ha convivido con una época en la que puede afirmarse que la popularidad del boxeo ha venido evidenciando un claro declive, particularmente en los Estados Unidos.

Pero también hay otros factores: al contrario del Salón del béisbol, que es principalmente un enorme museo del béisbol que aunque está en manos privadas está administrado por una directiva electa, el del boxeo responde en gran medida a la iniciativa de su director ejecutivo y fundador, Ed Brophy.

Su historia es más que nada la historia de un ferviente amante del boxeo: Brophy es natural de Canastota, más un villorio que una ciudad, y una población cuyos atletas más ilustres resultaban ser los legendarios...

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