EN EL 'HALL' DE LA FAMA DE MAMÁ

POR SARA DEL VALLE HERNÁNDEZ

sdelvalle@elnuevodia.com

Los dos expeloteros de Grandes Ligas le han brindado a su progenitora incontables satisfacciones que la hacen llorar cuando las recuerda.

Pero de la misma manera, ha sufrido todos y cada uno de los momentos menos felices. Y es ahí cuando la matriarca de la familia Cora piensa que hubiera preferido que sus vástagos hubieran elegido una carrera menos conocida.

"Yo digo bastante a menudo, sobre todo cuando ellos estaban jugando, que yo me ponía tan nerviosa: 'Ay Dios mío por qué en vez de peloteros no son electricistas o plomeros. No puedo con esto'", expone Amaro riendo. Esa misma risa, contagiosa por demás, acompañó a la simpática y conversadora mujer de ojos claros mientras contaba cuán feliz y bendecida se sentía en su rol de madre. Con el mismo orgullo habló de sus ocho nietos, cuyas fotos pueden verse en varios rincones de la casa.

Solo en algunas ocasiones, como cuando recordó a su compañero de vida, José Manuel 'Macuco' Cora, sus ojos se anegaron de lágrimas.

"Uno se preocupa porque toda la vida de ellos la sabe todo el mundo. Aunque lo más que pueden decir es que se fueron de 3-0, para que después les dijeran cosas como: 'Ave María, Álex, que porquería eres'", añade con más risas.

Aunque Macuco Cora jugó algo de béisbol, nunca se destacó como lo hicieron sus vástagos. Sin embargo, el hombre amaba el deporte y era un gran conocedor del mismo. Esa pasión se la transmitió a toda la familia.

"Algo que nosotros comentamos es que murió muy joven (su esposo) y no se disfrutó todas estas cosas que están aquí en esta casa. Él no las disfrutó, él apenas vio a Joey llegar a las Grandes Ligas. ¿Pero tú sabes lo que dice Álex? Él dice: 'Yo sé que papi está mirando por un huequito y se ha disfrutado todo'. Porque él (su esposo) es el centro de todo esto", dice ahogada en llanto mientras señala las fotos y el resto de la memorabilia que adorna el salón contiguo a la sala de su casa donde se hizo esta entrevista.

En esta habitación, que la mujer...

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