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Hallan el segundo cuerpo

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Por Aurora Rivera Arguinzoni

arivera@elnuevodia.com

Lluvia copiosa y fuertes ráfagas de viento que produjeron olas en las apacibles aguas del lago, provocaron que a eso del mediodía unos 47 funcionarios de agencias de seguridad, incluidos seis buzos, interrumpieran la búsqueda hasta cerca de las 2:00 p.m.

La poca visibilidad bajo el agua y la temperatura fría de esta, que dilataba el que flotara el cuerpo, obligaron a los buzos a guiarse por el tacto, según explicó Nino Correa, coordinador de búsqueda y rescate de la Agencia Estatal para el Manejo de Emergencias y Administración de Desastres (AEMEAD), a cargo del operativo.

Condiciones similares enmarcaron la tragedia el miércoles, día en que la familia entró al lago a eso de las 9:30 a.m. en un bote de 11.5 pies que se supone era propiedad del agente de la Policía fallecido Joel Soto Rivera. Entre 12:30 p.m. y 1:00 p.m. comenzó el temporal y la nave zozobró. Estaban también a bordo la esposa del agente, Adelis Tapia, y sus hijos de 13 y 8 años; su suegro Rafael Tapia Velázquez y su esposa Carmen Malavé. Las mujeres y los menores sobrevivieron.

El cadáver del agente fue mantenido a flote por su hijo mayor. El de Tapia Velázquez, de 47 años, fue encontrado flotando ayer a unos 27 pies de profundidad en un área de 35 pies de profundidad. Estaba aproximadamente a unos 50 pies de distancia del punto en que su hoy viuda lo vio por última vez. Ayer, ella misma lo identificó cuando fue llevado a la orilla del lago, en el área recreativa.

"De verdad que me quito el sombrero (ante ella)", dijo Correa sobre Malavé, quien mantuvo un inquebrantable temple cuando finalmente pudo volver a ver el rostro de su difunto esposo.

Correa explicó que aún sin saber nadar, durante el naufragio la mujer sostuvo a su esposo por largo rato mientras se agarraba de un salvavidas y chapoteaba para llegar a la orilla. Pero inevitablemente su cuerpo se cansó, no pudo más y tuvo que ver cómo este se hundía.

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