Hereda el encanto de su mejor reina

Apenas aprendía a caminar cuando Madison Anderson, Miss Universe Puerto Rico 2019, descubrió las coronas que Belinda Berríos, su progenitora, guardaba en un gabinete de su casa, recuerdo de cuando ganó el certamen Miss National Teen 1984, y se convirtió en la primera Miss Turismo de Puerto Rico en el 1986. "Pero renuncié al título tres meses después porque yo estaba comprometida, y mi novio Adam Anderson (norteamericano) el papá de mi hija, me dijo: ‘el título o nosotros’ y devolví el título", recordó Belinda.Madison, quien nació en Phoenix, Arizona, y vivió parte de su niñez en la isla, se convirtió en "una minidiva" a los 2 años de edad. Según cuenta su madre -quien mide 5’9" de estatura, una pulgada más que su hija- que cuando llegaban las visitas a su casa las recibía con la corona puesta, fuese de día o de noche, y como si fuera vestida para una gala. "Durante un tiempo la única manera en que se dejaba hacer todo era que le pusiera un traje de baño con unos taquitos de Barbie que se me ocurrió".Otra parte del cuento de la niña que quiso ser reina es que la familia la llamaba "boca chula"."Madison le daba besos a todo el mundo, yo le decía que no tenía que hacerlo pero era bien cariñosa. Y no quiero recordar cuando se me perdía en las tiendas. Me daba pánico pensando que me la habían robado, es que ella saluda a todo el mundo".Pronto, la encantadora Madison aprendió a saludar, a caminar con garbo, a sonreírle a todo el que tuviera de frente, y ante todo a soñar sin que nada significara un freno.Experiencia en certámenesDesde los 16 años comenzó a interesarse por los concursos de belleza. Ha representado a Puerto Rico en Top Model of the World y Miss Grand International, logrando ser parte del cuadro de finalistas, mientras en el Miss Florida resultó primera finalista. A la par con los certámenes estudiaba Comunicaciones y relaciones públicas.Cuando se le pregunta qué heredó de su madre y de su abuela, sus más grandes cómplices en todo lo que se ha propuesto en la vida, esboza una gran carcajada, la misma que mantuvo durante toda la entrevista con El Nuevo Día."Tengo el color de mi abuela materna, Norma González, y su manera de bailar porque lo hace superbién, y tengo los ojos, los labios, la nariz, la forma de la cara y el pelo de mi mami que es más bella todavía. Soy la mezcla de ellas dos, sobre todo de mi abuela que es bien amorosa, mi segunda mamá, parte de mi vida. Desde que yo era chiquita hemos tenido una conexión muy especial...

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