Himno discordante

Por Jorge L. Pérez

jperez@elnuevodia.com

Tras su actuación, Feliciano recibió un sonoro y contundente aplauso del soberano, asunto que contrastó dramáticamente cuando lo cantó en 1968 en Detroit, en la ocasión en que los Tigres recibieron a los Cardenales de San Luis como parte de la Serie Mundial.

En octubre de 1968, Feliciano, un cantante ciego nacido en Puerto Rico, le abrió los ojos al mundo con su personalísima interpretación del himno de Estados Unidos.

Antes del quinto juego de la Serie Mundial en Detroit, en una tarima improvisada en el jardín central, Feliciano, nacido en Lares y criado en Nueva York, se sentó con su perra guía, Trudy, postrada a sus pies, rasgó las cuerdas de su guitarra y comenzó a cantar el 'Star-Spangled Banner' ante una teleaudiencia mundial de cientos de millones de personas.

Se dice -y los vídeos lo confirman- que los más de 53,000 espectadores que colmaban el Tiger Stadidum, en Detroit, enmudecieron mientras Feliciano, entonces de 22 años, seguía adelante con su interpretación casi irreconocible; lenta, entristecida, como si fuera un blues.

Parados en las líneas de primera y tercera base del Tiger Stadium, en Detroit, los jugadores de ambos equipos se miraban atónitos.

"Algunos se molestaron", recordó el puertorriqueño Orlando 'Peruchín' Cepeda, primera base de los Cardenales.

"Dijeron que era una falta de respeto a la bandera cantar el himno de esa manera", continuó. "Pero yo lo admiré. Cuando terminó de cantar, pasó cerca de nosotros y yo fui, lo saludé y lo felicité. Ahí fue que lo conocí".

Se asegura que el cuadro telefónico de la telecadena NBC, que transmitía el juego, se inundó de llamadas de gente que se ponía a protestar. Se dice también que, considerándolo una afrenta al patriotismo de su país en aquel año lleno de protestas contra la guerra, los veteranos del Ejército se arrancaban los zapatos y los lanzaban contra las pantallas de sus televisores.

Un día después de que él hubiese cumplido a su manera con el honor de interpretar el himno, los periódicos de Detroit casi destacaban más la controversia por el himno que la victoria que les había mantenido con vida frente a los Cardenales...

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