Histeria colectiva

ADA TORRES

EMPRESARIA

Sin embargo, lo que escucho en todas partes es el equivalente de un salón pequeño con 500 personas gritando y hablando a la vez. De pronto el miedo, el pánico y la depresión colectiva se han convertido en valores mercadeables que venden programas, personalidades, noticias y hasta estrategias de redes sociales.

Innegable es que Puerto Rico está pasando por un capítulo históricamente difícil y crucial. Para llegar aquí, y, disculpen la franqueza, hemos contribuido todos y cada uno de nosotros. No sólo una retahíla de gobiernos, sino nosotros mismos, los que los elegimos y los que hemos producido un sector significativo de la población atrapada en un modelo de conducta adicta al mantengo y al credo de "que el Gobierno lo resuelva todo". Sí: nosotros tenemos responsabilidad. Aceptar esa realidad y cambiar ese modelo de conducta (si no en éstas, en futuras generaciones), es el "axis" necesario para cambiar de dirección.

Miremos cualquier modelo (que muchos hay) de países que han tocado fondo y se han reinventado. No lo vamos a lograr desde la histeria colectiva. Lo vamos a lograr desde la serenidad, como cuando éramos...

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