HISTORIA ÉPICA EN MONTE CARMELO

POR eugenio hopgood

eugenio.hopgood@elnuevodia.com

maría Velázquez cuenta que su finado esposo Carmelo Félix Matta se propuso recuperar las tierras en manos de la Marina desde que de niño vivió las expropiaciones de los años 40. Según Velázquez, Carmelo le dijo que, "cuando tenía cinco años, a mi abuelo de la parte del este le tumbaron la casa, con la buldoza de la Marina, y me dije: 'Cuando crezca, voy a rescatar a mi Vieques'".

Coincidieron en Santa Cruz, donde nació María, pues su familia también perdió su finca en las expropiaciones. Quedaron flechados en 1963, cuando, a los 25 años, Carmelo, veterano de la Fuerza Aérea, coincidió con ella en un taxi.

Al año, Carmelo regresó a cumplir su misión de "rescate" y, junto con otros viequenses, invadieron y repartieron un terreno ocupado por la Marina en el sector Bravos de Boston.

Pero Carmelo "era asmático y le hacía daño el humo que soplaba del vertedero", y tuvieron que ocupar otro terreno en Bastimento, más al este y contra el viento dañino, explica ella.

En 1972, Carmelo le enseñó el monte que hoy lleva su nombre y le dijo que un día harían casa allí. Cuatro años después, tras ocupar otros terrenos en Villa Borinquen, Carmelo hizo la zapata de la casa, que luego se conoció como El Castillo, y construyeron una casa de cemento en Bravos de Boston.

En 1986, regresan con sus siete hijos al monte, donde construyeron la casa de dos pisos con su muro tipo fortín para vigilar con binoculares los intentos de la Marina por desahuciarlos, como les habían advertido.

El desahucio de 1989 fue un evento legendario. Según María, Carmelo preparó una trampa con un cajón lleno de abejas y, cuando los marinos lo lanzaron por las escaleras, cientos de abejas los picaron, mientras, afuera, misteriosamente, una guagua militar cogía fuego, lo que María asegura no fue provocado por ellos.

Con la tensión de los tiempos del desahucio, uno de sus hijos, entonces adolescente, sufrió trastornos mentales y hoy sigue recluido en un hospital psiquiátrico en Florida.

En 1990, regresaron al monte y repartieron hojas sueltas invitando a "todo el que no tenga tierra y sea valiente" a solicitar un predio allí. "La gente iba y decía: 'Carmelo, yo necesito un cantito de tierra'. Él cogía una cinta de medir y medía 75x100 y otras 100x150 metros, yo...

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