La Historia como víctima de la abstención

WILDA RODRÍGUEZ

PERIODISTA

Hace un mes les recordé (Una constitución de embuste, El Nuevo Día, 13 de febrero 2012) cómo se aprobó la constitución partidocrática que tenemos con el 80 por ciento de apenas dos terceras partes del electorado de 1952 (un 54% del total de electores). Eso, debido al boicot de los sectores independentistas. Con una buena campaña y una participación masiva contra ese embeleco, el engendro colonial que tenemos habría sido un nonato.

Esta semana, el profesor Ángel Israel Rivera, en un ensayo sobre el tema, fue más allá al plantear que ni siquiera la Ley 600 se habría aprobado sin la abstención.

También, que si en vez de abstenerse, los independentistas hubiesen formado un sal pa' fuera dentro de la Asamblea Constituyente con 20 delegados pulseando, el texto de la misma no sería tan malditamente asimilista e incompleto como lo es al ser forjado por 70 delegados populares y 15 estadoistas. Le agradezco al profesor que viniera en mi auxilio porque ésos eran los numeritos que estaba buscando.

Aunque sea llover sobre mojado, vale recordar que quien no aprende de su historia repite los errores.

La Ley 600 fue la cantinflada original. La que nos autorizaba una constitución colonial como bien advirtió don Vicente Geigel Polanco en un llamado a votar en contra a la Ley 600 en 1950.

El profesor Rivera nos trae los números. En el referéndum de marras votó solo el 65% de los electores como resultado del boicot del PIP y de otros sectores independentistas al proceso por considerarlo engañoso. 387,016 votaron a favor; 119, 169 votaron en contra. Se abstuvieron 271,490. Sumen y resten. La ley 600 se aprobó con menos del 50% de los 777, 675 electores inscritos. Pero se cuentan los que participan.

Me permito recordarles también que gracias a la abstención del...

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