HISTORIAR A DOS VOCES

Por Carmen Dolores Hernández

Especial El Nuevo Día

El historiador Gervasio García conoció a María de los Ángeles Castro -también historiadora y hoy su esposa- en una clase de Historia de Puerto Rico.

"Fue mi maestro", dice ella.

Se volvieron a encontrar como colegas en la UPR en Río Piedras y el resto ha sido -valga la redundancia- historia. La armonía de sus visiones complementarias de la disciplina se hizo patente en el discurso que pronunciaron a dos voces en la ocasión reciente de haber sido nombrados ambos Humanistas del Año por la Fundación Puertorriqueña de las Humanidades.

El tema era la figura de Ramón Power, diputado puertorriqueño a las Cortes de Cádiz de 1812 y uno de los delegados hispanoamericanos más activos en aquel congreso que intentaba modernizar el Gobierno interno y el colonial de España. En este año, cuando conmemoramos el bicentenario de la muerte del puertorriqueño y es posible que lleguen sus huesos a la tierra en que nació, el tema resulta particularmente apropiado.

Ella presentó a Power y a su némesis: el capitán general y gobernador de la Isla, Salvador Meléndez Bruna, que por celos de poder entorpeció cada uno de los pasos del representante de Puerto Rico en Cádiz, llegando incluso a negarle las dietas para su sustento.

Él enmarcó esta presentación entre dos intervenciones, una al comienzo sobre el contexto peninsular de las Cortes de Cádiz, celebradas en medio de la invasión napoleónica, y otra, al final, sobre el estado de Hispanoamérica en vísperas de sus guerras de independencia.

"Power se enfrentó a un gigante", dijo, "y al final se sintió solo y abandonado 'en tierra extraña'."

María de los Ángeles siguió los pasos de su maestra, la Dra. Aida Caro, al estudiar a Power. Recientemente puso al día un libro en el que aquella reunió los documentos pertinentes a la actuación de Power en las Cortes, editándolo con una larga introducción evaluativa de su gestión. La figura también resultó clave para sus investigaciones sobre los inicios del autonomismo en Puerto Rico en el siglo XIX. Presente aún como ideología política en nuestro panorama, quienes la sustentan harían bien en conocer su historia.

"La falta de conocimientos de nuestra clase política incide en que estemos aún en el siglo XIX políticamente hablando. En mis clases les pedía a los estudiantes que recortaran los titulares de los periódicos: muchos de los problemas que tenemos son iguales a los de aquel siglo. Los argumentos de entonces se repiten", dice...

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