Hojas

Angélica Plá

Allí vende cosas también un hombre canoso y ñoco, muy amable. Extrañé la "cama" del deambulante; el vendedor, que casi también vive es esa esquina, me informó "él ya murió".

No sé cuántos lo han extrañado o llorado. A lo mejor ya la familia, los amigos y hasta sus enemigos hace rato han emborronado su memoria. Porque la mente es así, trata de hacer como que las cosas no pasan mientras continúan pasando, por miedo, por orgullo, por impotencia, por lo que sea. Actuamos como si lo que no vemos no existiera, cuando hay un milhojas de callosidades en el espíritu de una nación a la que se empeñan en asfixiar.

Cuando arranque la última hoja del flaquísimo 2013, fijaré en la escritura del corazón todas las memorias que se necesitan para emprender las luchas que el nuevo año traerá. Las barricadas anticipadas y esa actitud del "poder", rayana en la frontera del maquiavelismo o de la total idiotez. Los rostros y las palabras, los gestos de quienes han partido, permanecerán...

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