Hora del llanto y del crujir de dientes

ELÍAS GUTIERREZ

ECONOMISTA

Los activos netos del fondo para pagar las pensiones se agotará en cuestión de una docena de meses.

En el pasado, hubo holgura suficiente para esconder la inevitable bancarrota del sistema. Conducta irresponsable que ha llevado a la insolvencia, no solo al sistema de retiro del Estado Libre Asociado, sino que amenaza con arrastrar barranco abajo al gobierno de Puerto Rico.

El gobernador ha enviado a la legislatura un coctel de medicamentos que, de ser convertidos en ley, tienen el potencial de atajar varios males. El primero y más importante es evitar que el mercado de capital se cierre de un portazo en las narices del gobierno de Puerto Rico. Esto ocurriría porque las agencias que evalúan y clasifican el riesgo que representa Puerto Rico para inversionistas potenciales están a punto de cumplir con su advertencia y colocar la deuda de Puerto Rico en una categoría que no es presentable en sociedad.

Es decir, que los instrumentos financieros con que Puerto Rico obtiene capital prestado no serán considerados como inversiones.Más bien, serán considerados como un billete de la lotería.

Con ese golpe, el gobierno perdería el acceso a capital a un coste tolerable. Las consecuencias de esa eventualidad son tenebrosas.

En segundo lugar, el coctel enviado a la legislatura protege las pensiones que en la actualidad se están pagando. A la vez, reconoce los excesos de legislaturas y ejecutivos irresponsables que añadieron beneficios a las pensiones. Beneficios por los que los pensionados no cotizaron. Esa práctica fue menoscabando los fondos de retiro y ha contribuido a precipitar el "final de Norma".

Ese tipo de "beneficio" legislado se unió a otros que han permitido que funcionarios que contribuyeron con cotizaciones propias de una pensión modelo "Fotingo" se retirasen con pensiones modelo "Cadillac". Pensiones inmerecidas que menoscaban los fondos y que solo sirven de ejemplo para ilustrar cómo se ha llegado a esta crisis. Crisis de un sistema que, desde su diseño original, no era viable y hoy zozobra abatido por un vendaval de gerencia irresponsable.

No hay que dejar la dinámica demográfica fuera de la explicación del porqué llegamos aquí. Traté de advertir que esta situación era inevitable allá para 1976. Advertí que la población del país envejecía. Que se había estancado en su crecimiento.

Simultáneamente, la sociedad se fue acostumbrando a niveles de consumo que no guardan relación con su capacidad productiva.

La...

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