Power, Hostos y Baldorioty

ANTONIO FERNÓS

CATEDRÁTICO DE DERECHO

Soberanía es democracia.

Hace 200 años Power y Giralt luchaba, ante las Cortes Generales de España e Indias, las reformas que le instruyeran "sus conciudadanos" de "esta Patria" (Instrucciones, 1809). Fue nuestro primer Constituyente y fue Vicepresidente de las primeras Cortes Soberanas y constitucionales de España e Indias. Trajo la primera legislación de fomento económico con la Cédula de Gracias de 1815, librándonos de impuestos y aduana, trayendo comercio libre, promoviendo las artes, cultura, desarrollo agrícola e empresarial. Y no lo recordamos; ni se recuerda su obra inconclusa. Hoy, 200 años después, al releer aquellas Instrucciones de 1809, aparecemos enanos de espíritu, eunucos de valor ciudadano; temerosos de aspirar a tener patria e incapaces de tener patrimonio.

En enero, más se piensa en extender la fiesta vana del "no ir al trabajo", que en verdaderamente festejar la vida y obra, enseñanzas y legado cultural de don Eugenio María de Hostos. Si los tres secretarios de Educación (¿sic?) del gobierno territorial Fortuño fueran educados, hubieran conocido y establecido la enseñanza hostosiana. Sigue los parámetros de "La Escuela Moderna" de fines del siglo XIX y principios del XX en España; sí, la que no quiso la monarquía ni las dictaduras porque enseña a pensar, a educar al niño a ser un ciudadano libre y culto, útil para sí, para la sociedad y la Patria.

Las dictaduras y los gobiernos coloniales ahogan la escuela hostosiana; promueven la ignorancia, la subordinación, el desprecio al trabajo y la cultura. Por eso tenemos deserción escolar masiva y una juventud enajenada que ni siquiera se inscribe para votar o duerme la juerga el día de las elecciones.

La dictadura del régimen colonial habla de valores pero no de los espirituales, de los cívicos y ciudadanos, ni de los valores de la democracia y de la cultura nacional. Sus valores están en imponer obediencia ciega o a patadas, en repartir sueldos y contratos fatulos a los que entreguen su voluntad y se unan al...

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