Huracán de desafíos para los municipios

YABUCOA.- Doña Irma Torres camina cojeando hasta la pequeña ventana a orillas de una pendiente en la playa en el sector El Negro del barrio Camino Nuevo en este municipio y señala al horizonte. “Por ahí mismo entró el huracán”, dice la mujer de 70 años.

Más allá de la ventana, el mar es un animal radiante y espléndido. Las olas, de un azul fulgurante con espuma blanca derramándosele sobre el lomo como crema de vainilla, rugen antes de estrellarse contra las rocas.

El cielo, diáfano, está preñado de nubes blancas, mientras el viento lanza un aliento salado sobre el puñado de decrépitas residencias a orillas del mar.

El 20 de septiembre de 2017, cuando la avasalladora trayectoria del huracán María lo llevó a entrar a Puerto Rico justo por este punto, todo era distinto.

“Yo pasé Hugo, Hortensia, ¿cuál más? Cuando Santa Clara (en 1956) yo tenía ocho años. Pero esto ha sido una cosa demasiado grande. Yo nunca había visto algo como esto”, cuenta doña Irma, cuyo esposo es ciego y quien, al cumplirse hoy seis meses del huracán, sigue sin luz, en una casa con el techo a punto de caerse y dependiendo todavía de la caridad de personas que le llevan comida, agua potable y le satisfacen otras necesidades.

Tras enterrar su garra de león por esta esquina de Puerto Rico, María continuó su inclemente ruta por cada rincón de la isla, arrastrando a los municipios a las crisis más severas que han enfrentado algunos de ellos en sus historias, de las que muchos siguen luchando afanosamente por salir.

El potente huracán hizo tambalear las estructuras de un gobierno central que llevaba ya años enfrentando una severa crisis fiscal y operacional.

Esto dejó a los municipios, que también cargan con sus propias penas presupuestarias, con la responsabilidad primaria de atender a miles de personas que en el transcurso de unas horas se quedaron sin nada.

El gobierno central no pudo lidiar con el embate de la tormenta y le tocó a los municipios responder. “La ausencia del Estado en las vidas de los pueblos es muy marcada”, dijo el alcalde de Comerío, Josian Santiago.

Los alcaldes tuvieron que hacerse cargo de las necesidades más básicas de la población, a menudo con la ayuda de organizaciones no gubernamentales, comunitarias o religiosas. Pero, estando también faltos de recursos, no siempre fue fácil. Los municipios se encargaron de limpiar carreteras, ayudar en el acondicionamiento de escuelas y atender necesidades de salud de la población, entre otras labores del...

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