'Pensé que me iba a matar'

Por Yaritza Santiago Caraballo

ysantiago1@elnuevodia.com

Solo sale a la calle de día y acompañada. De noche no va ni a la esquina. Sufre de pesadillas y la depresión se ha apoderado de ella.

No es para menos.

Patricia, una mujer de nacionalidad dominicana que vive indocumentada en la Isla, fue golpeada y violada hace dos años por un compatriota suyo que hoy es uno de los fugitivos más buscados por la Policía de Puerto Rico.

Se trata de Humberto Santana Metz, a quien se le imputa amenazar y agredir sexualmente a dos mujeres, entra estas a Patricia, entre los meses de marzo y julio del 2011 en un paraje solitario de la avenida Kennedy, en San Juan.

Este hombre, de 48 años y que vivía en Barrio Obrero en San Juan, cuenta con una orden de arresto tras ser acusado por dos cargos por agresión sexual, dos cargos de violación a la Ley de Armas y dos cargos por amenaza.

Los cargos le fueron radicados en ausencia este año y se le impuso una fianza de $565,000.

Para Patricia, de 41 años y madre de tres hijos, es muy difícil contar la horrible pesadilla que vivió la noche del 13 de marzo de 2011.

"Tengo dolor de cabeza y estoy nerviosa. Mira, me tiemblan las manos. Es que es algo que no puedo olvidar", expresó ella, minutos antes de contar su relato a El Nuevo Día.

La mujer, quien labora cuidando personas mayores y limpiando casas, respiró profundo, se llenó de valentía y sopló el doloroso suceso que ha guardado en secreto, pues ni sus hijos ni su familia en la República Dominica lo conocen.

La noche del 13 de marzo, Patricia visitó un negocio con una amiga y el esposo de esta para ver una pelea de boxeo. A las pocas horas, la pareja llevó a Patricia a su casa en Barrio Obrero y de ahí ella salió hacia un restaurante en Santurce.

A dicho negocio llegó Santana Metz, a quien Patricia había visto en ocasiones en el barrio pues el hombre vendía agua en varias luces. Incluso, una que otra vez ella intercambió palabras con él, pero no eran amigos.

"Esa noche en el negocio, cuando él me ve, va donde mí a ofrecerme tragos. Yo no quería, pero él siguió insistiendo y yo le decía que no", contó Patricia.

Ella decidió irse del restaurante. Ya era de madrugada, así que iba a llamar a un taxi para regresar a su casa.

Santana Metz la siguió y le ofreció llevarla en su guagua, una Astrovan de color rojo desmerecido. Patricia primero no quiso abordar el vehículo, pero ante la insistencia del hombre ella accedió, sin imaginar lo que le deparaba.

"Cuando me monté lo...

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