Ícono dela diáspora boricua

Por José A. Delgado

jdelgado@elnuevodia.com

Cuatro años después de su nombramiento, Sotomayor, nacida en Nueva York de padres puertorriqueños, se ha convertido en un ícono de la cultura popular estadounidense y en el principal modelo a seguir para la comunidad latina en general y boricua, en particular.

"Es una responsabilidad tremenda", sostuvo Sotomayor, en una entrevista en sus oficinas del Tribunal Supremo. Sotomayor, de 58 años, es solo la tercera mujer en ser jueza del Tribunal Supremo de Estados Unidos, un exclusivo club que ha configurado desde su creación el funcionamiento de este país.

En enero pasado, Sotomayor también sentó un precedente al tomarle el juramento al reelegido vicepresidente Joseph Biden.

El impacto de su nombramiento le ha hecho entender que no solo tiene que llevar "una vida ejemplar", sino devolver sus éxitos a la comunidad, "pasar tiempo con la gente explicando cómo es el proceso y la importancia de un sistema judicial libre. En parte por eso escribí el libro", dijo.

Sotomayor acaba de publicar sus memorias, Mi mundo adorado, las que presentará en Puerto Rico la primera semana de abril, como parte de una gira que comenzó el 18 de enero y la ha llevado a Nueva York, Chicago (Illinois) y Washington D. C., entre otras ciudades.

A Puerto Rico lo dejó para más tarde, pues quería asegurarse de dedicarle más tiempo. "A Puerto Rico quería dedicarle una semana", sostuvo.

El libro se escribió originalmente en inglés con la colaboración de la poeta iraní-estadounidense Zara Houshmand. La traducción al español por la puertorriqueña Eva Ibarzábal integra todos los modismos que caracterizan a la jueza, cuyo primer idioma es el inglés, pero habla español sin dificultad. La versión en audio estará a cargo de la famosa actriz y cantante Rita Moreno, la única boricua en ganar premios Oscar, Grammy, Tony y Emmy.

La primera vez que el nombre de Sotomayor se dio a conocer ante la opinión pública estadounidense fue en 1995, cuando siendo jueza federal de distrito en Nueva York forzó una negociación entre las partes y logró poner fin a una huelga de peloteros del béisbol de las Grandes Ligas de Estados Unidos, el deporte que le apasiona. El presidente Barack Obama, quien la nombró, ha dicho que Sotomayor "salvó el béisbol".

Pese a la sobriedad con la cual se manejan los jueces del máximo foro judicial estadounidense, a Sotomayor se le ha visto en Plaza Sésamo, lanzando la primera bola en el parque de sus adorados Yankees de Nueva York y bailando después de una entrevista por televisión.

En contraste con la solemnidad de las paredes de su oficina y los alrededores del silencioso e imponente Tribunal Supremo de Estados Unidos, cuelgan amenas fotos suyas lanzando la primera bola en el Yankee Stadium; con el presidente Obama; y una serigrafía de Antonia Pantoja, la puertorriqueña que fundó el programa Aspira y otro ícono de la diáspora boricua.

En su escritorio posan dos gigantescas pantallas de computadora y a sus espaldas un busto de Abraham Lincoln.

En sus memorias, Sotomayor le da al lector un amplio acceso a su vida hasta el momento que recibió su primer nombramiento como jueza del Tribunal Federal para el distrito del sur de Nueva York, puesto al que fue confirmada en 1992.

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