Ida y vuelta

JOSÉ CURET

ESCRITOR

"En la vida todo es ir/ de lo que el tiempo deshace/sabe el hombre donde nace / y no dónde va a morir./pues la vida es senda rara/en la vida todo es ir".

Tranquilos, mis queridos lectores, no les pienso endilgar ahora otra columna más de aquel dichoso viaje. Jamás una medianoche había surtido más cuentos que los de las "Mil y una Noches"; jamás tres tristes horas habían ocasionado tanta congestión ni generado tantas descargas desbordando tuberías y redes sociales. Pero el hecho, fácilmente corroborado, es que en esta época (DVO) tanto el destino como las horas de vuelo entre nuestra población ha comenzado a reducirse.

Empecemos con el gobernador, no por el cargo que ostenta sino por la visibilidad mediática que le acompaña. Hubo una un tiempo, época (AVO), cuando nuestros mandatarios se iban por largas temporadas a esquiar o a bucear. Llegaban al cabo del tiempo, secos y frescos, tocaban tierra y se les oía decir: "Frankly, my dear, I don't give a damn".

Sabido es también que el actual gobernador solía viajar al norte por largas temporadas para parisear con sus correligionarios republicanos y brindar con el consabido té. Y también viajó a un lugar de La Mancha, de cuya historia no debemos olvidarnos, donde develó una estatua del homólogo suyo, Juan Ponce de León.

No olvidemos que allí tuvo tiempo suficiente para hablar de nuestra historia y disertar sobre el valor y honradez de nuestro primer gobernante; aunque quizá no tuvo tiempo para documentarse mejor acerca de la pusilanimidad de Ponce de León durante la revuelta indígena, así como de la avaricia que lo llevó a enfrentar cargos por desfalco y a encontrar la muerte al buscar la juventud perdida.

Aquellos viajes también solían extenderse para atender alguna reunión de negocios u otros asuntos "de estado". Por ejemplo, durante aquel mismo viaje a La Mancha, el gobernador se enfrentó a unos estudiantes contestatarios así como a un grupo variopinto de inversores potenciales. Estos inversores ofrecieron una audiencia donde proyectaron imágenes de molinos de viento. Circuló un rumor, aún por confirmar, que al ver aquello en pantalla, el gobernador susurró al oído a uno de sus caballeros viajantes: "¡Ah, esos molinos dejarán chiquito al gasoducto. Pueden traernos muchas ganancias!" A lo cual, el caballero viajante le comentó: "Que no son videojuegos gigantes, su señoría, sino molinos. Y recuerde aquella promesa suya de atraer sus amigos millonarios. Todo se lo llevó el...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR