'He ido descubriendo lo sagrado'

Por Mildred Rivera Marrero

mrivera1@elnuevodia.com

Desde hace 30 años el país lo conoce como un defensor de los recursos naturales, líder de una de las organizaciones ambientales más estructuradas y activas del País. Comenzó oponiéndose a la explotación minera en la zona central de la Isla y se enfrascó en una gestión que culminó con Casa Pueblo, un respetado centro cultural con gran poder de convocatoria y un componente científico.

Esa trayectoria no surgió de la nada. Algunos podrían verle la ironía al hecho de que Massol estudió ingeniería civil y trabajó en la Constructora San Miguel, en San Juan, como gerente de proyectos.

"Yo ganaba tanto y tanto dinero... tenía bote, tenía apartamento en el Condado, vivía al lado de los Menudo, de (Orlando) Peruchín Cepeda. Pero sentí que me estaba deteriorando como ser humano. El dinero deteriora cuanto tienes de más. Conocí la poesía de (Juan Antonio) Corretjer, que hablaba de los ríos y las montañas y vi a Adjuntas ahí. Y también me asaltaron. Y me pregunté: '¿a qué yo vine, por qué estoy aquí?"

Y ahí comenzó su transformación.

Él y su esposa Tinti Deyá decidieron regresar, junto con sus cuatro hijos, a Adjuntas. Tenía 33 años. "Me quedé desempleado. Mi esposa, que trabaja en el hogar, se fue a trabajar de maestra y vivimos con el sueldo de ella de ahí pa'lante y tuvimos que redefinir nuestra vida".

"Entré en un proceso de sanación, de encontrarse uno. Empecé a escribir versos. He mejorado mucho. Combatí el sexismo, el machismo, el autoritarismo. Cosas que uno carga. No es que me sienta completo, me falta mucho por hacer, pero he superado mucho".

En esos cambios fueron clave el amor de sus hijos y esposa. "Mi esposa, que es una mujer extraordinaria, que es como un espejo, que si no te pareces a ella vas mal. Ella tiene todas las cualidades de un ser humano integral, lo que habla Eugenio María de Hostos".

Repasando su historia y situándose en la etapa que vive ahora, a sus 67 años, con siete nietos, afirma que "me siento más productivo porque soy mas eficiente. No sé qué me pasa que aprendo los programas de computadoras rápido. Hago mis propias presentaciones en computadora. Lo único que no me gusta es Twitter y Facebook", revela el conversador adjunteño.

Se levanta a las cinco de la mañana y trabaja intensamente hasta mediodía, hora a la que le da con hacer chistes a quienes laboran en Casa Pueblo, para tener un balance. Confiesa que le gusta compartir con la gente pero, que disfruta la soledad...

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