Se impone la microcultura

Por Ana Teresa Toro.ana.toro@elnuevodia.com

FOTOS THINKSTOCK y ARCHIVO

"Lo bueno, si breve, dos veces bueno; lo malo, si poco, no tan malo".

Baltasar Gracián

Sí. Decir que ahora que todo es breve y minúsculo es un planteamiento exagerado. Pero no deja de ser una idea coherente con el hecho de que estamos ante una tendencia. Abunda el microblogging en Twitter, Facebook y otras redes sociales; proliferan las exhibiciones de obras en pequeño formato; surgen nuevos proyectos teatrales basados en la brevedad de las piezas; el cortometraje cobra mayor presencia gracias en parte a la accesibilidad de la tecnología y el microrrelato (género prácticamente tan viejo como la literatura misma) ha tenido un renacer. Entonces, aunque la historia de las disciplinas artísticas está repleta de joyas de lo micro, no sería exagerado decir que asistimos a la era en la que en el arte... el tamaño de veras no importa. Incluso, si más corto, mejor.

"La fascinación por Twitter tiene que ver con que es muy estimulante intelectualmente y los comportamientos sociales son premiados de inmediato... Es un gimnasio para la escritura", comentó en un foro con los lectores del diario español El País, el periodista Mario Tascón, autor del nuevo libro "Twittergrafía", en el que analiza los cambios que ha generado la red social. El autor asegura que el éxito de plataformas como esta tienen que ver con que "los lectores valoran la brevedad pero sobre todo la precisión. No son tiempos para malgastar palabras".

"Las formas breves se están redescubriendo, aunque la tradición asiática nos come los dulces", opina el escritor y autor de la colección de microrrelatos "La vida a ratos", Christian Ibarra.

Para este autor, el bombardeo de información al que nos sometemos a diario y la tecnología, ha sido una ecuación que ha conspirado a favor de este resurgir. "Las formas breves ofrecen un espacio en medio del caos para reflexionar", dice acerca de esa "inmediatez muy rica", capaz de atrapar al lector más distraido y esquivo.

En cuanto a sus valores artísticos, no se trata de competir con formas largas como el cuento largo o la novela.

"La literatura breve es una muerte súbita, en la novela hay un largo recorrido, un trecho que hay que sudar para alcanzarlo", señala.

La tradición las ha legitimado. Pensemos en las parábolas, los epitafios, los grafitis, los bestiarios medievales, las fábulas e incluso, en las adivinanzas. Sin embargo, las manifestaciones actuales enfrentan el juicio...

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