Inalterable la cultura del basket argentino

El mundo entero pensó que con el fin de la Generación Dorada de Argentina, con Manu Ginóbili como su orfebre, jamás este país podría conseguir un recambio generacional que se mantuviera en la elite internacional.Nada más lejos de la realidad, ayer vencieron a Serbia, 97-87, favorito para ganar el oro junto con Estados Unidos, y la sacó del podio al no alcanzar la semifinal.De aquella selección que ganó el título de la Olimpiada de Atenas, en 2004, solo queda Luis Scola, con cinco participaciones en Copas del Mundo, y que ayer anotó 20 puntos en la sexta victoria sin derrotas con la conducción excelente de Sergio Hernández.Sin embargo, la figura de este triunfo fue Facundo Campazzo, del Real Madrid en España, con 18 tantos, 12 asistencias, cinco rebotes, tres estafas y una eficacia de 27, lo que demuestra que es un todo terreno.En aquel conjunto de piel dorada, también sobresalían Andrés Nocioni, Fabricio Oberto, exaltado hace unos días al Salón de la Fama de FIBA, en compañía de Piculín Ortiz; el pívot Rubén Wolkowyski, el base Juan Ignacio Sánchez, el ala Leonardo Gutiérrez y los perimetrales Hugo Sconochini y Leandro Palladino.Curiosamente, en dichos Juegos Olímpicos estuvo de entrenador Rubén Magnano, que había reemplazado a Julio Lamas, prosiguiendo Fernando Duro y terminando Hernández, que se había...

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