"Los independentistas eran los que más me aceptaban"

por José A. Delgado

jdelgado@elnuevodia.com

El boricua Gutiérrez, el congresista demócrata por el distrito 4 de Chicago, vive, literalmente, en su oficina.

La oficina 2266 del edificio Rayburn del Congreso es desde hace varios años su dormitorio y el sofá de su despacho su cama.

"Me resulta cómodo, no tengo que viajar del trabajo a la oficina", dijo Gutiérrez, aunque admite que si la semana es larga se puede escapar a un hotel.

La afición por el sofá le salvó la vida en 1985.

El incidente nunca ha sido esclarecido. Pero, en aquel año alguien lanzó una bomba molotov en contra de la que era entonces su vivienda en Chicago.

Por haberse quedado durmiendo en el sofá, Gutiérrez se dio cuenta del atentado, ocurrido a las 3:00 a.m., justo a tiempo. Primero un ladrillo quebró la ventana. Después, estalló en llamas un galón de gasolina.

Sólo tuvo contados segundos para despertar a su esposa Soraida y su hija mayor, entonces de cuatro años, y sacarlas a toda prisa de la residencia. Su hogar, con todo y automóvil, fue pérdida total.

En aquellos tiempos, Gutiérrez era ya una voz liberal en defensa de los derechos civiles y crítico, entre otras cosas, de la política intervencionista de Ronald Reagan en Centroamérica. Algunos amigos de infancia y del barrio fueron imputados de pertenecer al grupo clandestino independentista Fuerzas Armadas de Liberación Nacional (FALN).

"A mí me decían el moderado, por haber sido del Partido Independentista, pero me quisieron hacer culpable por asociación", contó Gutiérrez, mientras se apuraba un 'sándwich' en el último día de sesión legislativa antes de que el Congreso cerrara sus trabajos hasta mediados de noviembre.

Lleva 18 años en el Congreso, representando los barrios que desde pequeño recorrió y por los cuales ha hecho toda su carrera política.

Su primera elección política en Chicago fue una auténtica quijotada. Retó al entonces poderoso presidente del Comité de Medios y Arbitrios de la Cámara baja federal, el demócrata Dan Rostenkowski, por la jefatura demócrata de su distrito electoral. Todavía le ciega la colorida campaña -en azul y naranja- de Rostenkowski, quien llenó de propaganda hasta las casas de sus vecinos.

"Cuando cerraba los ojos, sólo veía 'Rostenkowski", recordó, casi deletreando el apellido del fallecido político, entre risas. Gutiérrez sólo consiguió el 25% de los votos, pero allí, de la mano del alcalde Harold Washington, y su comunidad, nació el político que fue durante cinco años concejal municipal y que se ha convertido en el principal líder del movimiento en Estados Unidos a favor de una reforma en las leyes de inmigración.

Por segunda vez en los últimos tres años, Gutiérrez consideró aspirar a la alcaldía de Chicago, el único puesto electivo que le ha hecho reconsiderar sus casi dos décadas en el Congreso federal.

Hace tres días, cuando hasta sus aliados más cercanos daban como un hecho que presentaría su candidatura, sorprendió a todos y descartó aspirar a la jefatura de la ciudad de Chicago. No hubiese tenido que renunciar al puesto que ocupa en el Congreso, al que debe ser reelegido el 2 de noviembre, para aspirar a la alcaldía.

"Fue una decisión bien difícil", sostuvo, al indicar que su "corazón" y "lealtad" están con el movimiento a favor de una reforma en las leyes de inmigración, del cual es el líder en el Congreso.

En...

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