La indignación, nuestro vínculo con el mundo

Por Mario Alegre Barrios

malegre@elnuevodia.com

Aunque estemos rodeados de mar y este rasgo nos convierte físicamente en ínsula, lo cierto es que somos parte de un mundo en el que nada de lo que sucede nos es ajeno, realidad en la que -sin duda- la tecnología y el nacimiento de las redes sociales han jugado un papel medular.

Para ilustrar esto no hay que elaborar demasiado, basta con los ejemplos más inmediatos de las rebeliones que mantienen un lugar de privilegio en los medios masivos de comunicación, desde las sangrientas revueltas en Túnez y Egipto hasta las relativamente pacíficas de los indignados en España y el Occupy Wall Street, con réplicas en diversos lugares del orbe.

Si bien ha sido a una escala infinitamente menor, en Puerto Rico estos procesos han tenido su versión de una manera un tanto inconsciente a través de los Foros de la Agenda Ciudadana que hoy desde las 9 de la mañana tienen su jornada final, con el Paseo de las Artes, en Caguas, como escenario.

Definidos por sus propias circunstancias y con un dramatismo cónsono a ellas, los procesos en Túnez y Egipto, en España y Nueva York, en Loíza y Culebra, tienen una génesis similar: la indignación ante la desigualdad e injusticia que emanan de las estructuras de poder, bien sean los gobiernos o los magnates financieros que medran desde sus inexpugnables oficinas en Manhattan y en otros centros de naturaleza similar.

Salvo la geografía, poco separa el dolor de la mujer egipcia que ya ni llorar puede mientras arrulla el cadáver de su hijo, masacrado por el ejército del depuesto Mubarack, con el de la madre loiceña que denuncia con sollozos el infierno eterno que representa vivir entre las balas de los narcotraficantes que se han convertido en dueños, no solo de su pueblo, sino también de su paz.

Con un mar y un continente de por medio, esos sufrimientos y las indignaciones que de ellos nacen son hermanos, como lo son los del desempleado madrileño que no tiene cómo llevar el sustento a su hogar y el del matrimonio de Juncos que pierde su hogar cuando la falta de trabajo atrasó la hipoteca.

Más allá de un movimiento que parece comenzar a tomar forma en la Isla a través de Facebook, la ausencia en Puerto Rico de manifestaciones públicas como las mencionadas -según explica la psicóloga clínica Thalía Cuadrado a nuestra colega periodista Ileana Delgado- es porque, "por suerte o por desgracia, nosotros no tenemos la costumbre de indignarnos como pueblo, aunque ha habido movimientos...

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