Un infierno en cuatro ruedas

Por Gerardo E. Alvarado León

galvarado@elnuevodia.com

La situación se agrava ante el hecho de que no existen alternativas suficientes ni confiables de transportación colectiva, que fomenten la peatonabilidad y reduzcan la dependencia del carro.

Esa es la conclusión de la directora del Centro de Estudios para el Desarrollo Sustentable (CEDES) de la Escuela de Asuntos Ambientales de la Universidad Metropolitana, María Juncos Gautier, quien indicó que la estructura urbana de San Juan, como muchas otras ciudades en Puerto Rico, se desarrolló considerando el automóvil como principal medio de transporte.

Dicha estructura o modelo, señaló Juncos Gautier, fomenta el desparrame urbano, toda vez que las personas optan por vivir en suburbios y llegar a las ciudades manejando.

"Es la política pública que ha prevalecido desde la Segunda Guerra Mundial, que se basa en el 'sueño americano': tener un hogar unifamiliar lejos de los centros urbanos. Se pensaba que todo el mundo iba a tener un auto. Este modelo creó una estructura económica que facilitó la creación de suburbios y autopistas. El gobierno federal proveía el dinero y la infraestructura. Había terrenos de sobra y no había conciencia ambiental", relató Juncos Gautier.

Según datos del Departamento de Transportación y Obras Públicas (DTOP), el año pasado el total de carros privados en San Juan era de 224,147. El total en la Isla era de 2,311,686. Los datos del Censo 2010 reflejan que la población en San Juan era de 395,326 personas, es decir, 39,048 menos que hace una década. En la Isla la población era de 3,725,789, es decir, 82,821 menos que en el 2000.

Según estudios preliminares del Municipio de San Juan, diariamente la Capital recibe a un millón de personas, que en su mayoría llegan en autos. El Municipio estimó que solo a la isleta de San Juan, de 7.5 millas de largo, entran a diario entre 70,000 y 72,000 vehículos.

El alcalde de San Juan, Jorge Santini, afirmó que es en el Viejo San Juan, por lo angosto de sus calles y la falta de estacionamientos, donde más se aprecian los impactos adversos del auto. Indicó que varias estructuras históricas se han deteriorado a causa de las emisiones del auto. Detalló, asimismo, que la población en la isleta de San Juan se redujo de 34,637 en 1920, cuando existía un tren que le daba la vuelta a todo Puerto Rico, a 7,963 habitantes en el 2010, tras permitirse la llegada de los automóviles a mediados de siglo pasado. "El vehículo desplazó al ser humano"...

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