Ingenian alternativa de vivienda autónoma

Para la startup de arquitectura Casa-i, el futuro está en vivir en espacios resilientes, bien diseñados y con plena autonomía para producir su propia energía y agua.

Con esta visión lanzó Nidu, una línea de casas que además de modulares y sostenibles, son prefabricadas en Puerto Rico y están hechas para aguantar los embates de huracanes y terremotos, indicó el arquitecto Nataniel Fúster.

“No tiene que vivir en un búnker para que la casa sea resiliente y sostenible”, sostuvo Fúster, quien lidera Casa-i con su socia arquitecta Heather Critchfield y el inversionista David Bogaty.

“Queremos revolucionar el mercado de vivienda de forma global, traer la sostenibilidad al mercado masivo, porque aún no lo es. Esta casa es elegante y no te hace sacrificar tu estilo de vida y te sientes en armonía con el ambiente. Puede ser urbana o ubicarse en un lugar apartado, en la montaña o en la costa”, describió Bogaty, quien reside en Puerto Rico hace más de 20 años y preside la firma de telecomunicaciones Worldnet.

“Esta es una oportunidad de participar en un proyecto de Puerto Rico que muestre lo que se hace en la isla, donde hay mucha gente brillante haciendo cosas asombrosas. Es una forma de construir la nueva economía”, expresó Bogaty.

Del saque, Fúster dejó claro que aunque luzca como una respuesta a la realidad tras el azote de María, el proyecto lleva años en su fase conceptual y de diseño, que han pensado cada detalle y escogido socios de negocio con sumo cuidado.

“El huracán lo que hizo fue, en cierta medida, facilitar el trabajo de explicar por qué hace falta crear viviendas como estas”, reconoció.

“Imagine una casa en la que al día siguiente de un evento como María se puede vivir con electricidad, con agua caliente, cocinar, con la familia y las pertenencias a salvo, como si no hubiese pasado”, planteó Fúster. Esto incluye estar libre de la preocupación y el costo de comprar combustible para el generador, hielo para conservar unos pocos alimentos o de hacer filas para obtener agua, entre otras tareas que ocuparon por semanas o meses la cotidianidad de muchos puertorriqueños.

“Permite vivir con dignidad, sin depender de las empresas de utilidades, aún después de un desastre natural”, acotó Critchfield.

Para lograr este ideal, buscaron demostrar que es posible vivir en armonía con el entorno y tener autonomía para suplir las necesidades del hogar –sea urbano o rural– sin sacrificar las comodidades usuales, destacó Bogaty.

“No estamos pidiendo que...

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