Muralista inolvidable

Por Carmen Graciela Díaz

Especial El Nuevo Día

Nació un día como hoy, hace cien años. Siempre mantuvo la sencillez, pese a los logros nacionales e internacionales que su obra como muralista, escenógrafo, dibujante, pintor y profesor le obsequió. Jamás estudió, tal vez huyéndole a cualquier formalismo académico. Ello, sin embargo, no impidió que dejara un sonoro patrimonio artístico.

Con ello en mente, la Casa Paoli, el Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe, el Gobierno Municipal Autónomo de Ponce y la Sociedad Amigos de Rafael Ríos Rey han fraguado la conmemoración del centenario de su natalicio que se celebrará hoy en el Viejo San Juan y el sábado en Ponce.

"Tanto en la escenografía como en los grabados, sus pinturas de caballete y en las acuarelas, don Rafa pintaba a su gente, a la gente más humilde de Puerto Rico", explica Néstor Murray-Irizarry, fundador de la Casa Paoli del Centro de Investigaciones Folklóricas de Puerto Rico y estudioso de Rafael Ríos Rey.

De modo que las caras de su gente y los matices de su tierra fueron las chispas del ingenio de este hacedor artístico.

"Es uno de los grandes artistas que ha dado Puerto Rico. Si se quiere hablar de arte puertorriqueño, obligatoriamente hay que estudiar a Ríos Rey", indica no solo por la cantidad de obras que realizó (por ejemplo, más de 80 murales) sino por la calidad que les entregó.

Contemplar la grandeza de su trabajo es palpar de alguna manera la influencia del muralismo mexicano y ello no debe extrañar. Máxime si consideramos que, en la década del 30, este creador viaja a Nueva York donde conoce a una camada de artistas que impactarían su producción.

Pero fue en su segundo viaje, en el 1938, cuando Ríos Rey ingresa al taller del artista mexicano David Alfaro Siqueiros, donde coincide con figuras como el estadounidense Jackson Pollock y el ecuatoriano Camilo Egas.

"No se puede decir que Ríos Rey tuvo influencia directa de Siqueiros o Diego Rivera, pero los discípulos de ellos fueron sus maestros", señala el historiador sobre el artista que gozó de la mentoría de otros creadores como el mexicano Jorge González Camarena, cuya obra "le sirvió de base para montar su propia experiencia histórica".

Una experiencia que moldeó al artista que se volcaba en representar a la mujer y la vegetación que trataba de humanizar, según Murray-Irizarry, conectando con las palabras del poeta Luis Lloréns Torres, quien decía que el cuerpo femenino no es otra cosa que una palma...

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