¿La Inquisición part 2?

ANA LYDIA VEGA

ESCRITORA

En eso, no difiere tanto del principal partido de oposición, autor de gestas represivas como lo fue, en su momento, la Ley de la Mordaza. Es un hecho irrefutable de conocimiento general que populares y estadistas han carpeteado y perseguido impunemente -con el visto bueno de los americanos- a los simpatizantes de la independencia.

Los novoprogresistas, hay que señalar, han sentado cátedra magistral de intolerancia durante el corriente cuatrienio. En la nómina de instituciones víctimas de su ferocidad ideológica se destacan, entre otras, el Colegio de Abogados y la Universidad de Puerto Rico. Ahora sus cañones se enfilan hacia la iglesia católica criolla y, más precisamente, hacia aquellos de sus funcionarios que se identifican con causas puertorriqueñistas.

Al arzobispo se la tenían apuntada hace rato, desde que desfiló con la monoestrellada al hombro durante la ceremonia de investidura. Su participación en la campaña de Vieques no debe haberles hecho cosquillas. ¡Y ni hablar de su apoyo a la liberación de los prisioneros políticos encarcelados en Estados Unidos por más de veinte años! Tampoco lo ayudó aquella entrega emblemática de la sortija de Juan Alejo de Arizmendi a un exgobernador autonomista. Pero la gota que colmó la copa fue el famoso "Altar de la patria", recientemente instalado en la catedral sanjuanera.

Esa manía rabiosa del PNP contra cualquier manifestación de tipo patriótico ya raya en lo ridículo. Lo que en cualquier país pasa por normal -el aprecio a los símbolos nacionales- se convierte, bajo la paranoia gringólatra, en motivo de irritación y escándalo. Hasta la historia han pretendido reescribir imponiendo textos escolares de corte asimilista. El colmo de la histeria revisionista es la reciente incorporación por el Departamento de Educación de un libro destinado a la enseñanza del español como segundo idioma.

¿No sabrán ellos que, mientras más se demoniza y se prohíbe algo, con mayor fuerza resurge? Esa obsesión negadora de la nacionalidad es, a mi juicio, una de las razones capitales por las que el anexionismo nunca ha alcanzado el rango de movimiento descolonizador. Sus actuaciones torpes y groseras desmienten la terminología liberadora que le ha plagiado al independentismo.

En cuanto al berrinche suscitado por la alegada intromisión política de González...

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