Insularismo legal

JULIO E. FONTANET

CATEDRÁTICO DE DERECHO Y EXPRESIDENTE DEL COLEGIO DE ABOGADOS

Con esa finalidad, la abogacía de los continentes americanos se reúne anualmente en la conferencia de la Federación Interamericana de Abogados (FIA). A dicho foro comparecen colegios y asociaciones de todas las naciones. Por ejemplo, son invitados el American Bar Association en representación de la abogacía estadounidense y nuestro Colegio de Abogados en representación de la puertorriqueña. Acudir a estos encuentros internacionales resulta refrescante y aleccionador porque nos distancian -al menos temporalmente- de la contienda insípida a la cual estamos condenados los puertorriqueños debido a la politización del país.

Los temas discutidos en la última conferencia, celebrada en Paraguay, giraron en torno a problemas y situaciones contemporáneas: en primer lugar, aquéllas que tienen que ver con el cabal ejercicio de la abogacía; y, en segundo lugar, las concernientes a cómo la abogacía puede y debe intervenir en todo aquello que afecte al estado de derecho, particularmente a la independencia judicial, y al ejercicio de los derechos constitucionales de los que habitan esta parte del planeta.

No se requiere de mucha imaginación para anticipar que ambos temas son sumamente relevantes y pertinentes a lo que está aconteciendo en Puerto Rico. Cuál no sería mi sorpresa cuando, al creer que le estaría narrando a mis colegas internacionales una situación compleja y desconocida para ellos -como es la actual situación puertorriqueña en términos jurídicos, económicos y políticos y cómo todas estas vertientes están relacionadas- descubrí que casi la totalidad de los colegios, asociaciones y miembros individuales de la FIA conocían claramente la situación de Puerto Rico. Conocían el atropellado y superfluo proceso legislativo conducido para enmendar la ley que creó el Colegio de Abogados y decretar la descolegiación de la abogacía; conocían el nombre del presidente del Colegio que fue encarcelado por defender la institución, así como el del juez que lo ordenó; sabían también cómo la...

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