La Palatina, jardín de Dios

Ruta del Vino

Por Wanda Mártir

Los romanos sabían cuando sembraron la vid en la Palatina, hace más de 2,000 años, que un buen vino promueve una vida llena de disfrute y de alegría. Esas cualidades han impregnado la atmósfera de esta región alemana famosa por sus Rieslings, sus fiestas de la vendimia y su gusto por las actividades en la naturaleza.

El clima mediterráneo que se disfruta en la Palatina ha sido el mejor abono para la producción vinícola en la región. Esta se deja apreciar mejor a lo largo de la Ruta Alemana del Vino (Deutsche Weinstrasse), 85 kilómetros de viñedos que se extienden desde Bockenheim hasta la Puerta del Vino Alemán (Deutsches Weintor) en Schweigen-Rechtenbach, en la frontera con Francia.

El turismo vinícola que aquí se vive es fomentado no sólo por los sabores de los Riesling, del Sekt (vino espumoso) o de los licores artesanales sino también por la historia, después de todo los viñedos más antiguos (1650) y aún fértiles de Alemania se hallan en el pintoresco pueblo palatino de Rhodt mientras que el barril de vino y la fiesta de la vendimia más grandes del mundo se encuentran en el pueblo de Bad Dürkheim en la Weinstrasse.

Tomarse el tiempo para una "Weinprobe" o prueba de vinos en la compañía de su creador es aquí tradición. A lo largo de la prueba el vinicultor se complace en informar a sus huéspedes sobre las particularidades de sus Rieslings, Gewuerstraminer, St. Laurent y otros vinos de la región, todos bastante más accesibles en precios al compararlos con los vinos franceses.

En la cata uno se entera de que en décadas pasadas la calidad del vino palatinado sufrió bajo el peso de estos precios bajos, pero que su reputación y mercadeo internacional se han ido recuperando gracias a la producción biológica, a los nuevos estándares de calidad y a la creatividad de las nuevas generaciones de vinicultores.

Para el turista más abstemio la inmensa bioreserva forestal del Bosque de la Palatina (Pfälzerwald) así como la cercanía a las ciudades de Kaiserslautern, Neustadt, Landau o Speyer y Ludwigshafen a orillas del Rhin así como a Francia brindan interesantes alternativas turísticas y culturales para aprovechar el paseo europeo.

Uno de éstas es explorar las huellas que la presencia histórica de romanos y franceses han dejado en la región, como es el caso de la botella romana de vino sin abrir del año 300 expuesta en el Museo del Vino de Speyer o su Catedral Imperial, la mayor iglesia del Sacro Imperio Romano...

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