Johan

Rafael Acevedo

A Luis Negrón

Miran el destrozo. Habrá que hacer una querella. En eso estaban cuando otro auto se acerca y se detiene. Los pasajeros de ese auto reclaman llevarse algunas piezas. "Es que no se puede, hay que hacer una querella", les informa Johan. El guardia asiente. La Policía no llega. La cuestión es que hay que esperar a la Policía para ir por la ley.

Dos mujeres y un hombre (en eso los testigos no se han puesto de acuerdo) insisten en llevarse algunas piezas. Johan insiste en que no se puede. "¿El carro es tuyo?", le preguntan al "bartender". "No, no es mío, pero la vaina no es así". "No es tuyo el carro, pues ¿para qué te metes, maldito dominicano?", le gritan a Johan antes de dispararle un tiro en el pie. El siguiente en el muslo. Luego cuatro más en diferentes partes del cuerpo.

Johan cumplía años al día siguiente. Se había arreglado sus trenzas con pedrería del color de la bandera dominicana (los mismos colores de la nuestra). Lo duro es que quizás lo último...

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