Jordania, canto a la Naturaleza

Felipe Alonso

El viajero se maravilló por el camino recorrido y pensó en las posibilidades que había allí, tras el desfiladero, de establecerse. Con esta idea regresó sobre sus pasos y comunicó a sus compañeros lo que había visto. Era un lugar seguro, fácilmente defendible, desde el que dominar los caminos que cubrían las caravanas.

Y quizás fue así como los nabateos decidieron hacer de aquel desfiladero y del valle el lugar idóneo para asentarse y tallar en la piedra una de las ciudades más bellas del mundo hace más de 2,000 años: Petra, donde la roca habla.

La mejor hora para visitar Petra es la primera hora del día, ya que hay pocos madrugadores que quieran recorrer el desfiladero, el Siq, y sus más de dos kilómetros de longitud.

Se trata de un paso cuya anchura oscila entre tres y 17 metros, y ofrece los colores de la oxidación de las rocas: negros, rojos, amarillos, azules, anaranjados..., bañando los más de cien metros de profundidad del desfiladero.

Al final, en una explanada se encuentra el monumento más significativo de la ciudad nabatea, posiblemente uno de los más fotografiados del mundo, el Al Khazbeh, el Tesoro. Impresionante obra maestra de la arquitectura nabatea tallada en la roca con una precisión extrema. En el efecto que causa el sol al incidir sobre él radica posiblemente la causa de que se conozca con el nombre de "tesoro", ya que parece estar cubierto de oro.

A su derecha, se extiende un valle espectacular, con tumbas labradas en la roca que envuelven un paisaje rudo, fuerte, montañoso, enterramientos junto con viviendas construidas con una técnica semejante. Entre éstas, cabe destacar una de las tumbas por encima de las demás, la llamada "El Palacio", con una fachada de 46 metros de altura y 49 metros de ancho.

También queda algún recuerdo del paso de los romanos por allí: una calzada empedrada y un teatro para varias decenas de miles de espectadores.

Coronando la ciudad de la piedra, se encuentra una escalera labrada en la roca que consta de más de 800 escalones para poder llegar al Monasterio, desde donde se aprecia todo Petra.

Éste es el desierto glosado por Lawrence de Arabia, el Valle de la Luna, situado a 1,600 metros de altura, al que el inglés definió en su obra sobre la epopeya de la lucha árabe contra el Imperio...

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