Una jornada de contrastes escolares

Es la primera y única escuela especializada en agricultura en la zona metropolitana, pero en el primer día de clases del nuevo año escolar sus dos maestros de educación agrícola aún no habían sido nombrados.

También le faltaban dos maestros de Educación Especial y un docente a tiempo parcial de Bellas Artes.

Un puñado de pupitres estaban amontonados en el patio, pues fueron entregados al plantel apenas el domingo, y algunos maestros se quedaron sin salones este año para poder acomodar a la creciente matrícula estudiantil.

Ese era el escenario ayer en la escuela Salvador Brau de Carolina, cuya facultad ha dado pasos para servir a la comunidad en la que está enclavada. Este año tiene su primera clase de duodécimo grado -cuyos integrantes estrenaron orgullosamente ayer sus camisetas violetas y amarillas que los identificaban como “seniors”- y le da la bienvenida a los niños de sexto grado que acogió tras el cierre de dos escuelas elementales cercanas.

“Cuando llegué a la escuela, hace cuatro años, era intermedia, y me enteré que, cuando los estudiantes salían del noveno grado, ahí terminaban sus estudios porque no podían bajar al pueblo a la escuela superior. Yo diría que el 75% de los estudiantes se quedaban con el noveno grado, así que decidimos aumentar un grado por año para que esta comunidad tuviera una escuela superior”, indicó la directora de la Salvador Brau, Karen López.

Los dos nuevos grados representaron un aumento sustancial de matrícula para el plantel, ubicado en el barrio Cacao, una zona rural de Carolina. En mayo, tenían 237 estudiantes. Ahora, tienen 310 alumnos matriculados y lista de espera, informó López. Datos provistos por la región educativa de San Juan, a la que pertenece la Salvador Brau, indican que la matrícula es de 331 alumnos. La escuela tiene ocho cuerdas de terreno en las cuales puede expandirse, pero le toca al Departamento de Educación autorizar la construcción de nuevos salones, aseguró la directora.

“Me gusta la escuela a pesar de que tiene grupos grandes. Es una escuela buena. La directora es bien buena, trabaja como tiene que trabajar con los estudiantes y los maestros están bien comprometidos. El programa de agricultura es bien bueno y tienen uno de cocina que me encanta también”, expresó Yolanda Febres, madre de dos adolescentes que estudian en el nivel intermedio.

El esfuerzo del personal escolar se refleja en el compromiso de sus alumnos, como el de un estudiante de noveno grado que sale de su casa...

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