José

MARIANA IRIARTE

ESTUDIANTE DE LA ESCUELA DE DERECHO DE LA UPR

Mientras José yacía en el piso, sin oponer resistencia y sin estar armado, un agente de la Policía de Puerto Rico le disparó en la cabeza provocándole muerte cerebral. José Vega era humilde y negro así que, en el imaginario policial, cumplía con el estereotipo de criminal. Sin embargo, José trataba de detener un robo.

Una sociedad en que las desigualdades son cada vez mayores se convierte en una olla de presión. Desigualdades políticas, sociales y económicas propician la violencia en todas sus manifestaciones. El abuso policial es la expresión clara y evidente de la institucionalización del uso de la fuerza. El Estado, a través de sus agentes, se arroga la potestad de matar y hace de la represión su herramienta fundamental de gobierno.

Todos somos testigos del incremento del abuso policial en los últimos meses. Todavía están frescos en la memoria los incidentes del Hotel Sheraton y el motín policial del 30 de junio en el Capitolio. Recordamos también la muerte de Miguel Cáceres y recientemente la joven de 17 años de quien un policía abusó sirviéndose de su poder como representante del Estado. Estos no son eventos aislados: son demostraciones de un mismo mal.

La muerte de José es un síntoma de una institución enferma. El "accidente confuso" que interrumpió su vida a los 22 años es suficiente muestra. Nosotros, como ciudadanos, debemos entender que esto no es normal en un...

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