Jueza por todo lo alto

Por Mildred Rivera Marrero

mrivera1@elnuevodia.com

"Todo el que viaja me trae algo. Las colecciones han nacido solas", explica mientras las muestra.

Ese escenario refleja el carácter dinámico, alegre y jovial que, en entrevista, demuestra la lareña que desde el 2004 administra la Rama Judicial, Sonia Ivette Vélez Colón. Ese espacio, en el que también hay libros y dos togas, es espejo, al parecer, del balance que la funcionaria explica tienen que tener los jueces para sobrevivir a un trabajo de mucha responsabilidad y estrés. Eso lo conoce desde que en 1988 fue nombrada jueza de distrito y, luego, jueza superior y jueza administradora de la región judicial de Bayamón.

Sobre sus hombros tiene el deber de que funcione la maquinaria detrás de esa rama de gobierno, que tiene 6,000 empleados, entre ellos 372 jueces; y es quien primero da la cara cuando el desempeño de un magistrado es controvertible, como fue el caso del exjuez Juan José Delgado. Este absolvió a los seis coacusados de la masacre de Pájaros y fue eje de una pesquisa por supuestamente celebrar con los abogados luego de su decisión. Aún está pendiente una querella por violaciones éticas.

Reconoce que le da mucho coraje cuando un juez es cuestionado por acciones que podrían parecer faltas éticas y dice que los llama para anticiparles que lo investigará.

Entre su equipo de trabajo más cercano, es famosa por los maletines que llena de documentos para trabajar en su casa los fines de semana y también por "poner en la nevera" o dejar de hablarles a aquellos con los que se enoja. Sonríe cuando se le señala que es "workaholic" y anticipa que, cuando termine en su cargo, le quedará un nombramiento en el Tribunal de Apelaciones y le gustaría enseñar en la universidad. Añade con ímpetu: "Ay, bailar. Sí, yo quiero bailar bailes folclóricos y la salsa que se baila ahora. Soy fanática de la música y el baile".

¿Qué cambios tiene que hacer un abogado que pasa a ser juez? Se lo pregunto por los casos de jueces que guían en estado de embriaguez, por ejemplo.

Una vez te pones la toga, tu vida cambia. Los cánones de ética te exigen una conducta intachable, una conducta que tiene que ir dirigida y que sea de excelencia. Nosotros lo que les exigimos a los jueces es excelencia, una conducta absolutamente ejemplar. Así que no puedes tomarte un traguito y conducir un vehículo, no puedes dar la apariencia de que estás prejuiciado. Hay que ser muy cuidadosos porque nos miran, porque somos ejemplos, porque...

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