A juicio por el crimen en la SanSe

Por Rebecca Banuchi

rebecca.banuchi@gfrmedia.com

Tras escuchar el testimonio de uno de los amigos que acompañaba a Ramos Oliver la madrugada del 20 de enero, la jueza Laura Lis López Roche, del Tribunal de San Juan, determinó causa para juicio contra Bonilla Fernández por dos violaciones a la Ley de Armas y un cargo de asesinato en primer grado.

La lectura de acusación contra Bonilla Fernández, quien está confinado, fue señalada para el 29 de abril próximo, y el inicio del juicio para el 23 de mayo.

Sin embargo, tanto el ministerio público, encabezado por el fiscal Mario Rivera Géigel, como el abogado de la defensa, Irving Prado, dejaron la puerta abierta para un posible acuerdo.

"Estaría en posición si hay un diálogo. Se puede auscultar", dijo a su salida de la sala Prado, quien precisó que ha consultado esa posibilidad con Bonilla Fernández, pero no han llegado a definir ningún término de un potencial acuerdo.

La fiscalía presentó solo dos testigos en esta etapa del proceso, y ayer correspondió el turno a uno de los amigos del asesinado, quien lo acompañaba cuando fue ultimado a balazos durante las tradicionales fiestas.

El testigo, cuyo nombre este medio no revela por razones de seguridad, identificó a Bonilla Fernández como la persona que haló el gatillo y mató de tres disparos a Ramos Oliver, residente en Cataño, durante un altercado que se suscitó en medio de la multitud con un grupo de entre ocho a diez personas, luego de que le lanzaran un trago a la víctima mortal.

El declarante relató a preguntas del fiscal Rivera Géigel que, mientras el grupo de entre 22 y 25 personas con el que acudieron a las fiestas caminaba en fila india entre la muchedumbre en la calle cercana a la Plaza del Quinto Centenario, les lanzaron un trago que provenía de la dirección donde estaba el otro grupo.

Ramos Oliver caminó de inmediato hacia las cerca de diez personas, y les reclamó por el incidente, y fue entonces que se generó una acalorada discusión entre el hombre de 32 años y dos de los individuos del otro grupo.

El testigo narró que en ese momento intentó calmar los ánimos y alejar a su amigo del área, pero no tuvo éxito.

"Estaban cara a cara y sale el blanquito y dijo 'estamos ready'", comentó al precisar que una de las personas que discutía con su amigo era de tez blanca y el otro trigueño.

Tras esa expresión, añadió, tanto Ramos Oliver como él se sintieron amenazados, y entonces el catañense, al que apodaban Macho, respondió de manera similar.

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