Juncos con las venas abiertas

Por Daniel Rivera Vargas

end.drivera2@elnuevodia.com

JUNCOS - Con una emotiva despedida de pueblo -que incluyó reclamos al gobierno para que detenga la criminalidad- ayer fue sepultado José Manuel Ortiz Rivera, de 34 años, gerente de un restaurante de comida rápida baleado en un intento de robo al negocio.

Al filo de las 2:30 p.m. salió el coche fúnebre blanco con los restos de Ortiz Rivera desde la funeraria Toñito Flores, con cerca de medio centenar de personas siguiendo a pie detrás del joven descrito como un junqueño ejemplar. Casualmente, el negocio donde fue asesinado está situado frente a la funeraria.

Su padre, Héctor "Chelín" Ortiz, un hombre en silla de ruedas de 71 años, seguía en un auto el funeral de su hijo.

Mientras esa masa humana llorosa y triste caminaba, los altavoces del equipo de sonido interpretaban -como en muchos otros funerales de inocentes- canciones como "Mataron a un inocente", "Levanto mis manos" y "Creeré".

"Era tremenda persona, un buen amigo, humilde, humanista, era una persona excepcional", dijo Coral Rodríguez, desde una acera.

Ya en el cementerio municipal Ramón Delgado, el ataúd fue sacado del coche y llevado en brazos por personas como Angel Ortiz, hermano del gerente.

"Todo el pueblo de Juncos se desbordó, has visto a la gente, a sus compañeros en Wendy's, dijeron que a él le iban a nombrar gerente general de la próxima tienda. Era un buen hermano y luchador", dijo Ángel.

La capilla del cementerio estaba llena de personas con camisas con fotos del fallecido. Allí...

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